NOTA DEL BLOG: LAS CARRETERAS DE TAMAULIPAS PELIGROSISIMAS LA MANERA MENOS RIESGOSA ES VIAJAR EN CARAVANAS CON LA POLICIA FEDERAL
No hay otra manera de viajar seguro en auto en estas carreteras,
donde los robos se dispararon 112% de un año a otro y en las que se ha
secuestrado a decenas.
La regla es viajar en grupo y nunca hacerlo de noche.
Mejor en caravana, porque gobierno DE EGIDIO TORRE CANTÙ PRI no ha podido garantizar la
seguridad Viajar solo es jugarse la vida.
Las instrucciones para los choferes son
TRANSPORTES DEL NORTE DISMINUYÒ 77%"No hagas nada, no te muevas, no te resistas. No solo tu vida está en riesgo sino la de tus pasajeros... cuando todo pase y te dejen ir conduce al poblado más cercano y llama a las autoridades".
2009 35 CORRIDAS
2015 8 CORRIDAS
ESTRELLA BLANCA DISMINUYÒ 67%
2009 35 CORRIDAS
2015 18 CORRIDAS
AUTOBUSES ADO DISMINUYÒ 67 %
2009 18 CORRIDAS
2015 6 CORRIDAS
TRANSPORTES FRONTERA DISMINUYÒ 100%
2009 12 CORRIDAS
2015 0 CORRIDAS
OMNIBUS DE MEXICO DISMINUYÒ 83 %
2009 18 CORRIDAS
2015 3 CORRIDAS
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Tamaulipas: Viajar a la frontera de la mano de la policía
- Escrito por Arturo Angel* INSIGHTCRIME
Conducir en las carreteras de Tamaulipas es peligroso, tanto así
que todos los días durante los últimos cuatro años, la Policía Federal
tiene que llevar escolta de la capital del estado a la frontera. Incluso
la policía ya no conduce por la noche. Las compañías de autobuses se
han visto obligados a hacer ajustes drásticos como cancelar rutas,
cambiar horarios de salida y viajar en convoyes. Se trata de una nueva
realidad desgarradora.
Todos los días, minutos antes de las 7 de la mañana, autos
particulares con familias completas, con amigos ansiosos por irse de
compras a la frontera o con comerciantes acostumbrados a viajar solos,
se forman frente a la sede de la Policía Federal, en la popular avenida
"El 8" de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
No se necesita convocatoria formal. Desde hace cuatro años los
policías saben que los conductores acudirán a la cita. Hoy son una
decena pero, en temporada de vacaciones, la fila puede ser hasta de 200
autos. Ni un solo día la caravana se ha cancelado. Y ya van 4.300, todas
con "saldo blanco".
Este artículo apareció originalmente en Animal Político, como parte de la serie "Aprender a vivir con el narco". Vea la versión en español aquí. Fue editado y traducido por El Daily Post (vea aquí) y fue publicado con permiso. Vea la versión en inglés aquí.
La rutina es la misma: antes de salir, los agentes preguntan el
nombre de cada uno de los conductores y hacen una lista; advierten que
irán a más de 100 kilómetros por hora, y avisan que está prohibido
rebasarse. Algunas veces, van dos patrullas: una se coloca hasta
adelante y otra detrás; otras veces, sólo va sólo una. Torretas
encendidas es la indicación de partida rumbo a la carretera federal 101
de Tamaulipas.
Una hora más tarde, dos hileras de autos más salen también escoltadas desde las ciudades fronterizas de Matamoros y Reynosa.
Oficialmente, todo este procedimiento se llama "Operativo Escalón",
pero todos aquí lo conocen simplemente como "las caravanas de la Policía
Federal".
No hay otra manera de viajar seguro en auto en estas carreteras,
donde los robos se dispararon 112% de un año a otro y en las que se ha
secuestrado a decenas.
Desde entonces, la regla es viajar en grupo y nunca hacerlo de noche.
Mejor en caravana, porque ningún gobierno ha podido garantizar la
seguridad de otra manera. Viajar solo es jugarse la vida.
Rutas perdidas
"Los autobuses salían con 40 personas, pero sólo el chofer llegaba a
su destino... todas esos pasajeros que se perdieron... todos esos de los
que nadie sabe...".
La voz de Jorge no oculta el tono de coraje mezclado con impotencia.
Supervisor de la central camionera de Reynosa, cuyo nombre real pide que
se reserve, recuerda hechos que han dejado una herencia de miedo: En
2010, la tarde del miércoles 24 de marzo, una denuncia de Omnibus de México alertó del terror que vendría. Uno de sus autobuses que salió de Victoria hacia la frontera no llegó nunca a su destino.
Los casos siguieron. Para abril de 2011 los peores temores se
confirmaron. Sumaban casi 200 personas encontradas en fosas clandestinas
de San Fernando, entre ellos pasajeros de los autobuses secuestrados
por Los Zetas.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfil de Los Zetas
No hay 'vuelta en U' que permita escapar de este miedo. La gente,
dice Jorge, tiene que viajar en autobuses, pero el "peaje" que ha
cobrado la violencia está a la vista: si para los automovilistas son las
caravanas, para los autobuses el costo ha sido cambiar de horarios,
modificar rutas y, de plano, desaparecer otras, como la
Monterrey-Tampico o Ciudad Victoria–Celaya.
En una década, desde su puesto en la caseta de vigilancia donde
labora, Jorge ha llevado puntual registro del cambio. Las líneas de
autobuses más grandes han recortado hasta 8 de cada 10 viajes en algunas
corridas. Y otras locales como Huasteca, Tres Estrellas o Élite, de
plano ya desaparecieron.
"Hasta viajar al Cielo se ha vuelto más complicado", cuenta con un
tono que apenas permite adivinar la ironía. En el sur de Tamaulipas,
cerca de la frontera con San Luis Potosí, está la reserva ecológica "El
Cielo", un área natural de casi 145.000 hectáreas reconocida por la
UNESCO como patrimonio de la humanidad. Hasta allá llegaban autobuses de
turistas.
"Había una ruta que se llamaba trayecto del Cielo que iba para allá,
iba por toda la sierra y salía desde ciudad del Maíz en San Luis Potosí.
Un espectáculo. Ya es historia..." Grupo Senda, que tiene rutas locales
en Tamaulipas, canceló todas las corridas nocturnas en donde se hacían
paradas intermedias incluyendo la de El Cielo, explica uno de sus
choferes.
Solos y de noche, ni la policía
"Llegué a Matamoros en la caravana y me pude haber regresado a
Victoria en la tarde, pero los policías federales te recomiendan mejor
que te quedes ahí y te regreses al otro día tempranito. De noche no
salen ni ellos."
Hugo tiene 21 años y habla con naturalidad del peligro en las
carreteras, como si fuera algo que siempre ha existido. En su auto
compacto, manejó 300 kilómetros desde la capital, Victoria, donde
estudia, hacia el norte hasta llegar a Matamoros, frontera con Estados
Unidos. Unos apuntes olvidados para un examen fueron el motivo de su
viaje.
Siguiendo la indicación de los agentes, esperó hasta el otro día para
volver a la capital y se encontró con la caravana en el punto conocido
como "La Y" en San Fernando, que se llama así porque se juntan las
carreteras que vienen de Victoria, Matamoros y Reynosa. Es en ese sitio
donde los policías revisan que todos vengan bien, intercambian las
bitácoras y las filas de autos que acompañarán el resto del recorrido se
suman.
El joven mira su reloj deportivo: son las 9:35 de la mañana. Su
preocupación es el tiempo y el horario del examen, no los sicarios. Aún
tiene que llegar a cambiarse, viene en bermudas y es estudiante de
Derecho.
Rosa María, quien también va en la caravana, recuerda que hace no
mucho las cosas eran distintas. Conduce una camioneta jeep blanca,
modelo 2009 y con placas de Texas, matrícula común en los autos que los
mexicanos compran más baratos del "otro lado".
Antes de 2010, dice la conductora de 55 años, "yo me metía en mi
camioneta y me iba de aquí de Victoria a las 6:00 de la mañana y para
las 4:00 de la tarde ya estaba en Austin (Texas), y lo hacía sola
totalmente, con mi radio puesto y tranquila".
Eso se acabó. Como dice Hiram, otro tamaulipeco: "Ahora resulta que nos tienen que llevar de la mano".
"No hagas nada, no te muevas"
Antes de ser supervisor de la central de Reynosa, Jorge pasó dos
décadas trabajando como chofer y mecánico. En la carretera le tocó ver
de todo, pero nada como lo ocurrido en los últimos años. "Es preocupante
pues este es un servicio básico. Pierdes los autobuses y pierdes el
estado", dice con tono pausado.
El transporte de pasajeros continúa pero bajo otras reglas: más seguridad, menos rutas y mayor tiempo de recorrido.
Por ejemplo, los autobuses que parten por la mañana de Reynosa y
Matamoros hacia Ciudad Victoria tienen que esperar unos minutos en las
salidas de ambas ciudades para ser formados y escoltados por la Policía
Federal. Este retraso ya se considera en los tiempos de recorrido que
crecieron de cuatro a cuatro horas y media, dice Reyna.
Sergio Quevedo, chofer con más de 20 años de experiencia que ha
trabajado en dos de las principales líneas de autobuses del país, ADO y
ETN, se sabe el procedimiento y también los inconvenientes. "Los
federales te ordenan que vayas avanzando a cierta velocidad sin pararte y
así te escoltan hasta San Fernando. Hay muchos pasajeros a los que no
les gusta que vayamos de prisa pero que se puede hacer. Sólo obedecer".
Además, autobuses como el que ahora conduce Quevedo —un Volvo de lujo
con dos niveles para 36 pasajeros— cuentan con más medidas de
seguridad. Cámaras interiores con un monitor en el tablero del conductor
para ver el estado de los pasajeros, o localizadores GPS que pueden ser
la diferencia entre perder o no una unidad —y a sus ocupantes— para
siempre.
Y están los retenes. En algunos no es necesario ni detenerse, como
los de la Policía Federal, que escanean con una máquina de Rayos Gamma
el interior de las unidades; solo hay que pasar más despacio. Pero hay
otros, como el retén militar a la entrada de San Fernando, en donde se
ordena a los pasajeros que bajen para una revisión completa.
Máquinas y arcos de rayos X revisan las maletas y a los viajeros.
Además, personal del Instituto Nacional de Migración pide a cada persona
que se identifique.
¿Y si resulta que el retén no es de las autoridades sino del crimen
organizado? Arturo Urrutia, otro chofer con más de 15 años de
experiencia que trabaja para ETN, dice que cada año tienen
capacitaciones en México
o en Monterrey sobre manejo con precaución y atención a pasajeros. Pero
para casos de violencia, la instrucción que siempre les repiten es
sencilla y clara:
"No hagas nada, no te muevas, no te resistas. No solo tu vida está en
riesgo sino la de tus pasajeros... cuando todo pase y te dejen ir
conduce al poblado más cercano y llama a las autoridades".
Como en todo, hay choferes que no han seguido este consejo. Un
operador de la línea Transpaís lo recuerda antes de partir con su
autobús de la terminal de Victoria. Fue hace dos meses y le pasó a su
compañero, a unos 45 minutos antes de llegar a Reynosa. Hombres armados
le dijeron al chofer que se parara y él aceleró. Entró a más de 120
kilómetros por hora a la ciudad fronteriza. Como reprimenda: un disparo.
"El orificio de la bala quedó en la ventana lateral del conductor. Él
se salvó pero si el tiro hubiera sido 15 centímetros más abajo, su vida
no hubiera sido la única en peligro... Se llevaba a más de 40 pasajeros
consigo".
*Este artículo apareció originalmente en Animal Político, como parte de la serie "Aprender a vivir con el narco". Vea la versión en español aquí. Fue editado y traducido por El Daily Post (vea aquí) y fue publicado con permiso
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