miércoles, 15 de enero de 2014

"LOS VALIENTES NO ASESINAN" dijo MEMO PRIETO

NOTA DEL BLOG:Actualizacion 7:58 15 DE ENERO VIDEO QUE QUEDA COMO ANILLO AL DEDO 
MICHOACAN NECESITA un NEGOCIADOR con SENTIDO COMUN ...NO UN INEPTO como el que MANDÓ AL EJERCITO
 .....ESE PARECE  "UNA CABRA EN CRISTALERÍA"

MENSAJE PARA CUALQUIER MIEMBRO DEL EJERCITO MEXICANO
Antes que soldados son MEXICANOS. no Al revés y..........................
 ESTÁN EN LA MILICIA PORQUE SON BUENOS MEXICANOS
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LINK  chihuahuamexico.com
Vale la pena leer el completo (cortito) son las memorias narradas por Memo Prieto sobre lo que les dijo a los soldados que iban a disparar sobre ellos
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FRAGMENTO DE PASAJE HISTORICO DE MEXICO
Este es el mensaje  ...lo de arriba es "rollo" mío

Los presos se refugiaron en el cuarto en que estaba el señor Juárez; unos se arrimaron a las paredes; los otros como que pretendían parapetarse con las puertas y con las mesas.
El señor Juárez avanzó a la puerta; yo estaba a su espalda.
Los soldados entraron al salón... arrollándolo todo; a su tren venía un joven moreno de ojos negros como relámpagos: era Peraza. Corría de uno a otro extremo, con pistola en mano, un joven de cabellos rubios: era Moret... Y formaba en aquella vanguardia don Filomeno Bravo, gobernador de Colima después. Aquella terrible columna, con sus armas cargadas hizo alto frente ala puerta del cuarto... y sin más espera y sin saber quién daba las voces de mando, oímos distintamente: "¡Al hombro! ¡Presenten! Preparen! ¡ Apunten!..."
Como tengo dicho el señor Juárez estaba en la puerta del cuarto; a la vez de "apunten", se asió del pestillo de la puerta, hizo hacia atrás su cabeza y esperó...
Los rostros feroces de los soldados, su ademán, la conmoción misma, lo que yo amaba a Juárez... yo no sé... se apoderó de mí algo de vértigo o de cosa de que no me puedo dar cuenta... Rápido como el pensamiento, tomé al señor Juárez de la ropa, lo puse a mi espalda, lo cubrí con mi cuerpo... abrí mis brazos... y ahogando la voz de "fuego" que tronaba en aquel instante, grité: "¡Levanten esas armas!, ¡levanten esas armas!, ¡los valientes no asesinan...!" y hablé, hablé, yo no sé qué hablaba en mí que me ponía alto y poderoso, y veía entre una nube de sangre, pequeño todo lo que me rodeaba; sentía que lo subyugaba, que desbarataba el peligro, que lo tenía a mis pies... Repito que yo hablaba, y no puedo darme cuenta de lo que dije... a medida que mi voz sonaba, la actitud de los soldados cambiaba... un viejo de barbas canas que tenía al frente, y con quien me encaré diciéndole: "¿Quieren sangre? ¡bébanse la mía...!" alzó el fusil... los otros hicieron lo mismo... Entonces vitoreé a Jalisco.

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