Es un extracto de la TESIS que presentaron 3 militares para obtener su MAESTRÍA EN SEGURIDAD NACIONAL en marzo del 2012
La “mano útil” del cártel de Sinaloa Es el nombre del reportaje de 5 ago 2012 Zósimo Camacho en contralinea.info
Dos grandes cárteles se disputan el país: el de Sinaloa y Los Zetas. En todos los enfrentamientos participan estas dos organizaciones, directamente o en la sombra. La “estrategia” del gobierno de Calderón no busca acabar con el narcotráfico, sino subordinar a todas las bandas pequeñas en una sola organización delictiva.
La función de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal es sacar a la vista la fruta podrida de las “plazas” para que los sicarios del Chapo “hagan el resto”.
Las afirmaciones son parte de un estudio con el que tres militares de mandos superiores obtuvieron el grado de maestros en seguridad nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales, la escuela de altos mandos de la Secretaría de Marina
Mientras que “las fuerzas federales han debilitado a todos los otros
cárteles, el cártel de Sinaloa ha demostrado ser inmune a la crisis y está
creciendo”. Más aún, “ha sido el más beneficiado durante la crisis que se
presenta en México contra la delincuencia organizada”. Y es que “según fuentes
abiertas nacionales e internacionales, la prioridad del actual gobierno mexicano
es mantener controlados los niveles de violencia y no la eliminación de los
cárteles”.
Las afirmaciones están signadas por tres mandos superiores de las Fuerzas
Armadas Mexicanas: el general de división diplomado de Estado Mayor Augusto
Moisés García Ochoa, el contralmirante cuerpo general diplomado de Estado Mayor
José Luis Arellano Ruiz, y el capitán de navío cuerpo general diplomado de
Estado Mayor Antonio Velasco Ríos. El primero, del Ejército Mexicano; los dos
últimos, de la Armada de México.
Las aseveraciones son parte de la tesis La estrategia nacional contra la
delincuencia organizada y su impacto en la seguridad nacional, que
sostuvieron conjuntamente los tres militares en marzo pasado ante sinodales del
Centro de Estudios Superiores Navales, la escuela de mandos más importante de la
Secretaría de Marina (Semar).
La tesis de García Ochoa, Arellano Ruiz y Velasco Ríos fue aprobada por la
institución y, con ello, obtuvieron el grado profesional de maestros en
seguridad nacional. En sus conclusiones señalan: “Estamos convencidos de que
esta lucha no puede lograrse a corto plazo, pero lo que sí sabemos es que vamos
por el rumbo correcto”. Además, que “se comprueba la hipótesis del presente
trabajo de investigación: ‘la Estrategia Nacional contra la delincuencia
organizada fortalece la seguridad nacional del Estado mexicano al estar
alcanzando los objetivos definidos en las políticas públicas de seguridad
nacional’”.
Sin embargo, en el análisis de los resultados de la Estrategia Nacional
contra la Delincuencia Organizada los autores ofrecen un panorama de la
situación real de los cárteles del narcotráfico, basado en “la revisión de los
documentos tanto oficiales como de fuentes abiertas e informes clasificados”.
Los datos de los militares señalan que el cártel de Sinaloa no sólo ha resultado
fortalecido, sino que incluso funciona de mano útil contra las demás
organizaciones criminales:
“Dondequiera que haya un conflicto en México entre dos o más facciones o
escisiones, se encuentra la mano útil del CDS [cártel de Sinaloa]”,
señala el documento en su página 39.
También considera que en ciudades como Monterrey han sido “pocas [las]
acciones por parte del gobierno para mantener el estado de derecho”.
En la tesis, los militares identifican a las nueve principales
organizaciones criminales dedicadas al trasiego de drogas por el país y que
generan mayor violencia: cártel de Sinaloa, del Golfo; Los Zetas, organización
de los Arellano Félix, cártel del Pacífico Sur, cártel Independiente de
Acapulco, Los Caballeros Templarios, organización Vicente Carrillo Fuentes o
cártel de Juárez y cártel de Jalisco Nueva Generación.
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Violencia generalizada
De acuerdo con la investigación de García Ochoa, Arellano Ruiz y Velasco
Ríos, la violencia en México “aumentó considerablemente” desde 2009. La
principal razón es la disputa entre las bandas de la delincuencia organizada por
los puntos de ingreso de narcóticos y las rutas de traslado a Estados Unidos.
Tanto autopistas federales como caminos de tercer orden son escenarios de esta
lucha sin cuartel: se trata de “rutas que unen ciudades como Ciudad Victoria
[Tamaulipas], San Luis Potosí, Ciudad de México, Monterey [Nuevo León],
Guadalajara [Jalisco], Durango, Torreón [Coahuila], Saltillo [Coahuila] y
Chihuahua”. Y, por supuesto, “a lo largo de la frontera, el control de las
‘plazas’ que tienen cruces a Estados Unidos está muy reñido desde Ciudad Juárez
[Chihuahua] hasta Matamoros [Tamaulipas], en el Golfo de México”.
El general de división, el contralmirante y el capitán de navío destacan el
conflicto entre el cártel del Golfo y su exbrazo armado, Los Zetas. Señalan que
los del Golfo se han “aferrado” a Matamoros, pues es “una ‘plaza’ vital”. Y con
la ayuda del cártel de Sinaloa han repelido los embates de sus antiguos
subordinados tanto en esta ciudad como en Reynosa, Tamaulipas. “Pero no han
desplegado la fuerza necesaria para desplazar a Los Zetas de Monterrey [Nuevo
León]”.
Por su parte, Los Zetas han establecido alianzas con el cártel de Juárez, a
quienes los militares también identifican como organización Vicente Carrillo
Fuentes y con el cártel Independiente de Acapulco.
Otra de las disputas que se destacan en la tesis es la que protagonizan el
cártel de Sinaloa y el cártel de Juárez. Luchan por las “plazas” del estado de
Chihuahua. Según la investigación, la organización Vicente Carrillo Fuentes ha
perdido “territorios” en la entidad, así como “su línea principal de suministro
de drogas en la capital [Chihuahua]”. El estudio aclara que los de Juárez
“todavía no está[n] fuera del juego”; pero “está[n] luchando por mantener a las
células de Sinaloa fuera de Ciudad Juárez”.
Por su parte, la organización de los Arellano Félix se ha subordinado al
cártel de Sinaloa: “está en declive” y “le resta una parte muy pequeña de
territorio”. Su actividad casi se reduciría a pagar a los de Sinaloa “por
acceder a los puertos de entrada a California”.
Otra disputa destacada es la que sostienen el cártel del Pacífico Sur y el
cártel Independiente de Acapulco, escisiones de la organización de los Beltrán
Leyva (que, a su vez, fue escisión del cártel de Sinaloa). Las dos
organizaciones criminales se disputan la “plaza” del puerto de Acapulco. El
documento señala al Pacífico Sur como más exitoso pues, incluso, sus correrías
llegan hasta Sonora, donde sostienen escaramuzas con el cártel de Sinaloa.
Otra fuente de la violencia asociada al narcotráfico que identifican los
militares es la que llevó a la casi disolución de La Familia y el
rebautizo de un grupo de esta banda como Los Caballeros Templarios,
ocurrido a mediados de marzo de 2011. Señalan que un grupo sigue operando bajo
el nombre de La Familia y que no se tiene una perspectiva clara sobre el futuro
de ambas organizaciones criminales y la relación que puedan establecer con el
cártel de Sinaloa. Agregan que están sujetas a la “voluntad” de Joaquín Guzmán
Loera “para permitirles restablecer su infraestructura y conservar sus rutas de
tráfico”.
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Señala que una de las constantes de la violencia en México es la
participación del cártel de Sinaloa en todas las disputas. Y la de Los Zetas, en
casi todas. “Dondequiera que haya un conflicto en México entre dos o más
facciones o escisiones, se encuentra la mano útil [sic] del cártel de
Sinaloa. Mientras que las luchas internas y presiones externas de los organismos
de control militar de México y las fuerzas federales han debilitado a todos los
otros cárteles, el cártel de Sinaloa ha demostrado ser inmune a la crisis y está
creciendo”.
Explica que la organización que encabeza Joaquín Guzmán Loera, el
Chapo, “a causa de sus múltiples frentes en el país”, tuvo que
“redistribuir sus células de combatientes de las regiones que tenía consolidadas
bajo su control –tales como Tijuana, Durango y Acapulco– “con el fin de acelerar
y asegurar su control”.
Por su parte, “Los Zetas pelearon por tomar la ‘plaza’ en Monterrey en
respuesta a las pocas acciones del gobierno para mantener el estado de derecho
en esa ciudad”.
Además de señalar las disputas, el estudio del general de división García
Ochoa, del contralmirante José Luis Arellano Ruiz y del capitán de navío Antonio
Velasco Ríos señala cuál es la situación real de los cárteles de Sinaloa, Golfo,
Los Zetas, los Arellano Félix, Pacífico Sur, Independiente de Acapulco, Los
Caballeros Templarios, Juárez y Jalisco Nueva Generación), tras cinco años de la
“guerra” de Felipe Calderón.
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Los Zetas
Las detenciones o muertes de líderes regionales de Los Zetas no han sido
significativas para la estructura y operación del cártel. Tampoco, los
eventuales “problemas de control interno”. El grupo criminal mantiene el control
de “sus bastiones en Monterrey y Nuevo Laredo”, así como su puerto principal en
el Golfo de México: Veracruz. Lo anterior, a pesar de los “esfuerzos” del cártel
de Golfo por desplazarlo.
Sin embargo, de acuerdo con la información castrense, el cártel del Golfo
mantiene “una vigilancia constante” de todas las rutas que conducen a Matamoros,
Tamaulipas, por lo que “es más probable que Los Zetas hagan un esfuerzo
concertado para recuperar Reynosa en los próximos meses”.
Han sido 11 los golpes más importantes contra la estructura de Los Zetas,
asestados por las Fuerzas Armadas y la Policía Federal. De entre ellos, destaca
la captura que hiciera la Policía Federal en Oaxaca, el 18 de enero de 2011, de
Flavio Santiago Méndez, el Amarillo, uno de los miembros fundadores de la
banda. También, el abatimiento de “uno de los siete hombres armados” que
murieron el 25 de enero de 2011 durante un enfrentamiento con efectivos
militares en el área metropolitana de Monterrey. “Fue identificado sólo como
Comandante Lino, quien se cree que ha sido el máximo líder zeta en el
estado de Nuevo León”.
Otra supuesta debilidad del cártel se concretaría de confirmarse un rumor:
la ruptura entre los dos líderes Heriberto Lazcano Lazacano, el Lazca, y
Miguel Treviño Morales, el Z40.
Una más es la falta de disciplina de los subalternos. Como ejemplo, los
autores de la investigación señalan el ataque y asesinato de dos agentes
estadunidenses adscritos al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de
Estados Unidos en febrero de 2010 (sic). En realidad los hechos
ocurrieron el 15 de febrero de 2011 y, según las notas de prensa, murió sólo uno
de los funcionarios estadunidenses atacados: Jaime Zapata.
“El motivo del ataque no está claro aún, y comparado con las acciones y
conductas del grupo delictivo, se puede llegar a la conclusión de que esa acción
fue en contra de las prácticas y órdenes de los líderes.”
Agregan que “es seguro que un ataque planeado y sancionado en contra de
funcionarios de Estados Unidos podría dar como resultado que el gobierno [de ese
país] volcara todo su aparato gubernamental en contra de los autores, y eso no
es algo que los líderes del grupo deseen. Eso sugiere la posibilidad de que los
líderes de bajo nivel regional perdieron el control de sus células operativas o
toleraron u ordenaron el ataque”.
La tesis explica cuáles serían las causas de la falta de control interno:
las capturas y “asesinatos selectivos” de líderes ha provocado que quienes los
sustituyen sean “más jóvenes y menos experimentados”. Así, muchachos bien
armados, equipados y en vehículos, “pero con poca disciplina y sin supervisión”,
realizan “malos manejos y acciones fuera de la línea original del grupo”.
En su estudio, los militares abundan: “Un número de líderes zetas de nivel
medio provienen de fuerzas militares y fuerzas policiales y la mayoría ha
recibido cierto nivel de capacitación y educación institucional. Sin embargo,
muchos de ellos probablemente no comprenden la gravedad, o incluso la
desconocen, acerca de un incidente en 1985, cuando el cártel de Guadalajara
secuestró, torturó y mató a Enrique Camarena, Kiki, un agente especial de
la DEA (la agencia antidrogas) de Estados Unidos. En respuesta, el gobierno [de
ese país] organizó la aniquilación del cártel de Guadalajara, [con] una ofensiva
masiva llamada Operación Leyenda. Es posible que algunos zetas de nivel medio,
carentes del conocimiento o magnitud de esa operación, pudieran no estar
conscientes de las grandes repercusiones que acarrearía un ataque contra
personal del gobierno de Estados Unidos”.
La falta de control de los sicarios ha provocado que éstos tiendan a
resolver sus “problemas” según sus propios intereses y no los de toda la
organización. Por ello, el cártel realiza periódicamente “operaciones de
limpieza, en donde células armadas bajo las órdenes de los altos mandos,
los ejecutan o entregan a las autoridades para enviar un mensaje al resto
de la organización”.
La autores de la tesis observan una oportunidad para debilitar al cártel:
“Con toda probabilidad, esta presión interna, cuando se combine con las
presiones externas en contra de Los Zetas, tales como las ejercidas por los
grupos rivales, el gobierno mexicano y las autoridades estadunidenses, cobrarán
un precio muy alto en el cártel. Y, a medida que las pérdidas sean remplazadas
con elementos más jóvenes y menos experimentados, la violencia y la
desestabilización afectarán el poder de la organización”.
Cártel del Golfo
Según la tesis, esta organización no fue aniquilada totalmente por Los
Zetas gracias a la alianza que estableció con el cártel de Sinaloa. En enero de
2011 logró el control total de la “plaza” de Matamoros, Tamaulipas. La ciudad
“es vital para la subsistencia del cártel del Golfo, ya que es una ruta directa
de contrabando hacia Estados Unidos y también es puerto de entrada de
narcóticos”. Como Veracruz está contralada totalmente por Los Zetas, “Matamoros
funciona como el principal puerto de entrada de cocaína colombiana, armas y todo
tipo de operaciones logísticas por barco”.
El cártel mantiene las “plazas” de Matamoros y Reynosa, a pesar de los
embates de Los Zetas, quienes después de la muerte el 5 de noviembre de 2010 del
entonces líder del cártel del Golfo, Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony
Tormenta, iniciaron una ofensiva con el fin de ocupar esas ciudades.
La alianza con el cártel de Sinaloa le permitió evitar un aniquilamiento
inminente y consolidar su dominio en los territorios que le restaban. Incluso,
se encuentra ahora más estable que sus rivales Los Zetas.
“La pérdida de dos líderes del cártel del Golfo en los últimos meses no
parece haber afectado negativamente a la organización, aunque en su conjunto el
cártel ha sido reducido […] Ha repelido con éxito la mayoría de ofensivas por
parte de Los Zetas [pero] no ha sido capaz de recuperar Monterrey, Veracruz y
Nuevo Laredo.”
Cártel de Sinaloa
La organización que actualmente encabeza Joaquín Guzmán Loera, el
Chapo, es “el grupo delincuencial mexicano más grande y con mayor
cohesión”. Actualmente se encuentra prácticamente en todas las ‘plazas’, ya sea
en alianza con los delincuentes locales y los de otros cárteles o peleando por
el control.
“Esta expansión ha sido palpable en los estados de Durango, Guerrero
(específicamente en Acapulco, por ser un puerto importante) y Michoacán, así
como en la Ciudad de México. Debido a la cohesión que ha logrado mantener esta
organización, así como a la diversificación de fuentes de ingreso que van desde
drogas hasta la exportación de aguacate. Ha sido el más beneficiado durante la
crisis que se presenta en México contra la delincuencia organizada.”
Citando a “fuentes abiertas nacionales e internacionales”, García Ochoa,
Arellano Ruiz y Velasco Ríos señalan que “la prioridad del actual gobierno es
mantener controlados los niveles de violencia y no la eliminación de los
cárteles”.
Los militares explican en su estudio que no es posible detener el tráfico
de estupefacientes ni eliminar a todos los cárteles, debido a la corrupción
gubernamental “arraigada desde hace muchos años”. Entonces la estrategia real
del gobierno de Felipe Calderón sería que los cárteles grandes absorbieran o
eliminaran a los pequeños. Y en este proceso es en el que sirve “la mano útil”
del cártel de Sinaloa:
“Al parecer el gobierno mexicano ha decidido que el mayor curso de acción
en esta coyuntura es librar una guerra desgastante, sacando la fruta
podrida y dejando que [el cártel de] Sinaloa haga el resto.”
Abundan en que la violencia perjudica los negocios de los delincuentes y
son ellos los más interesados en que los índices en este rubro se mantengan bajo
control. Por ello, el cártel de Sinaloa –“el más grande y extendido en México” y
el que continuará “relativamente inmune a los esfuerzos del gobierno”– está en
condiciones de asumir el liderazgo ante las demás organizaciones para imponerles
la disminución de la violencia en sus actividades criminales.
“Sinaloa podría utilizar esa posición dominante para mantener [a] los
grupos más débiles bajo control, lo cual es uno de los propósitos del
gobierno.”
De acuerdo con los militares autores del estudio, la organización cuya
cabeza visible es el Chapo ha ganado influencia y territorio en los
últimos años. Mientras, su “competencia” se ha fragmentado. En la
desestabilización del “negocio” y las estructuras de los cárteles que inició en
2006, los grupos débiles han sido eliminados o debilitados, “mientras que
cárteles como el de Sinaloa no han sido afectados sino fortalecidos”.
Incluso, los golpes –como la “neutralización” de líderes– no han
hecho más que fortalecer el liderazgo de Guzmán Loera. Los autores se refieren a
los asesinatos de Arturo Beltrán Leyva y de Ignacio Coronel Villarreal, Nacho
Coronel. El gobierno habría sido utilizado para “eliminar” a los liderazgos
que podrían competir con el Chapo por el control del cártel.
“Esto fue confirmado por los acontecimientos del primer trimestre de 2011,
cuando [el cártel de] Sinaloa expandió su territorio hacia los lugares en donde
se hallaban cárteles en conflicto o fragmentados, surgiendo la Nueva Federación
en alianza con La Familia y el cártel Independiente de Acapulco.”
Los Caballeros Templarios
En enero de 2011 La Familia anunció su disolución, luego de que hubiera
sido asesinado su líder, Nazario González Moreno, el Chayo o el Más
Loco, de quien se dice en la tesis: “fue un líder carismático y
convincente”.
Forjó su liderazgo con base en una organización meticulosa y un culto
religioso, un tipo de cristianismo que reinterpretaba la Biblia para adecuarla a
la realidad de las poblaciones rurales, justificar el narcotráfico y el
sicariato, y garantizar la lealtad a los líderes.
Sin liderazgo central, la organización se fracturó en varios grupos y el
cártel de Sinaloa comenzó a ocupar los laboratorios de metanfetaminas en la
región y a organizar el trasiego de drogas en algunas de las zonas que
anteriormente controlaba La Familia. La mayoría de los grupos “se convirtieron
en asesinos que sólo cometían actos de violencia desmesurada sin fin alguno”.
Del círculo más cercano a Nazario Moreno, Jesús Vargas Méndez, el Chango,
fue capturado; y Servando Gómez Martínez, la Tuta, habría salido del
país.
Sin embargo, uno de los grupos buscó continuar con el negocio bajo el mismo
modelo. El 17 de marzo aparecieron mantas en varias ciudades y pueblos de
Michoacán en las que se presentaba el cártel de Los Caballeros Templarios.
“El nuevo nombre pudo haber provocado algunas mofas por parte de ciertos
organismos debido a la alusión […] a una orden formada por caballeros cristianos
[durante la Edad Media] para proteger a los peregrinos que viajan a Tierra Santa
durante la Primera Cruzada.”
Actualmente tendrían una alianza con el cártel de Sinaloa, de quien
dependería su futuro o de una alianza con Los Zetas.
Cártel del Pacífico Sur
La organización de los Beltrán Leyva rompió con el cártel de Sinaloa luego
de la detención de Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo, ocurrida el 20 de
enero de 2008. Los hermanos acusaron al Chapo de haberlo entregado y
lanzaron una ofensiva para disputarle territorios. Aparentemente se estaban
expandiendo y parecían inmunes. No era así. El líder, Arturo, fue abatido por
efectivos de la Armada de México el 16 de diciembre de 2009.
El hecho resquebrajó a toda la organización y dio origen a dos grupos. Uno
de ellos es el cártel del Pacífico Sur, bajo el liderazgo de Héctor Beltrán
Leyva. Pudo sobrevivir y dar la pelea al cártel de Sinaloa gracias a su alianza
con Los Zetas. Los autores del estudio atribuyen a este grupo la detonación de
un “artefacto explosivo improvisado” colocado en el interior de un auto en Tula,
Hidalgo, durante el primer trimestre de 2011. Se refieren al coche-bomba que
estalló el 23 de enero de ese año y que mató al comandante de la Coordinación de
Investigaciones Grupo Delta de ese estado, Víctor Peña Pérez.
Esta detonación, como la que ocurrió en Ciudad Juárez el 15 de julio de
2010, se debería a la participación de Los Zetas, luego de las alianza
establecidas entre este grupo criminal y los cárteles del Pacífico Sur y de
Juárez, respectivamente: “los dispositivos utilizados eran pequeños, compuestos
de explosivo industrial hidrogel, y se colocaron en vehículos a los que la
policía local fue atraída por alguna artimaña”.
En la tesis se agrega: “el común denominador probable es el grupo de Los
Zetas. Aunque las ciudades de Juárez y Tula están a unos 1 mil 600 kilómetros de
distancia, y el cártel de Juárez y el del Pacífico Sur no comparten objetivos,
ambas organizaciones se han aliado con Los Zetas y éstos tienen miembros con
entrenamiento en demoliciones militares”.
Cártel Independiente de Acapulco
La otra organización que surgió luego del asesinato de Arturo Beltrán Leyva
se agrupó alrededor del antiguo sicario Édgar Valdez Villarreal, la
Barbie, y de exintegrantes de otros cárteles. Se nombró cártel
Independiente de Acapulco. Nació enfrascado en una “guerra” con el cártel del
Pacífico Sur por las mismas “plazas”, como Cuernavaca y todo el estado de
Morelos. Además de, por supuesto, Acapulco, Guerrero.
Inicialmente se alió con La Familia y con el cártel de Sinaloa. Luego de la
detención de Édgar Valdez Villarreal, el Chapo decidió tomar directamente
el control del puerto y entró en guerra con esta organización.
“La perspectiva próxima futura del cártel Independiente de Acapulco no es
nada prometedora. A menos que realicen actividades que revitalicen al grupo, tal
como lograr el control total de la ‘plaza’ de Acapulco y una expansión moderada,
desaparecerán paulatinamente.”
Organización Arellano Félix
La tesis señala que el sobrino de los hermanos Arellano Félix, Fernando
Sánchez Arellano, el Ingeniero, es la cabeza de esta organización,
conocida también como cártel de Tijuana. Para los autores de la investigación,
este grupo delictivo “es sólo una sombra de sí mismo”.
Señala que actualmente sólo es “vasallo” del cártel de Sinaloa, el cual ha
tomado el control de la mayor parte de su antiguo territorio y todas sus vías de
tráfico por y a través de la frontera.
“La organización Arellano Félix ahora paga al de Sinaloa por el acceso a su
antiguo territorio”.
Cártel de Juárez
Llamado por los militares en su tesis organización Vicente Carrillo
Fuentes, el cártel de Juárez libra una batalla contra el cártel de Sinaloa por
el control de la “plaza” de Ciudad Juárez. Para ello se ha aliado a Los
Zetas.
Según la investigación, esta organización criminal mantiene también todos
los cruces fronterizos desde Paso del Norte hasta Puente Ysleta, en Ciudad
Juárez. Pero “el territorio de la organización Vicente Carrillo Fuentes ha sido
disminuido significativamente en virtud de que ya no controla la ciudad de
Chihuahua, que ahora está en manos del cártel de Sinaloa, al igual que el resto
del estado y la zona fronteriza en Juárez y el Paso”.
Desde la detención de Vicente Carrillo Leyva en la Ciudad de México el 1 de
abril de 2009, Juan Luis Ledezma, el JL, ejecuta las operaciones del
cártel y de su brazo armado, conocido como La Línea. El líder de la organización
es Vicente Carrillo Fuentes.
De acuerdo con las estimaciones de los autores de la tesis, la violencia en
Ciudad Juárez y todo el estado se incrementará:
“El territorio de la organización Vicente Carrillo Fuentes está rodeado por
el cártel de Sinaloa. A menos de que la situación para Sinaloa dé una vuelta
de tornillo, como sería el caso de una operación masiva exitosa de Los
Zetas/Carrillo Fuentes con todos sus aliados por el control del territorio, el
cártel de Juárez se enfrenta a un lento estrangulamiento de sus líneas de
abastecimiento y pérdida de sus fuentes de ingresos. Esto no ocurrirá de la
noche a la mañana ni en un año, pero a medida que la soga aprieta, la
reacción normal será que la violencia en Juárez se dispare más allá de su actual
nivel récord.”
Además, “la incapacidad para mover drogas provocará que la organización
Vicente Carrillo Fuentes busque su financiación operativa por otros medios,
tales como el secuestro, la extorsión, el tráfico de personas y el robo de
carga”.
Estrategia Nacional contra la Delincuencia Organizada: cinco ejesLa Procuraduría General de la República es la encargada de “guiar” las acciones del gobierno federal en contra de la delincuencia organizada, mediante un “esquema de Esfuerzo Conjunto de la Administración Pública Federal denominándosele Estrategia Nacional en contra de la Delincuencia Organizada”, señala la tesis de grado La estrategia nacional contra la delincuencia organizada y su impacto en la seguridad nacional, presentada en marzo pasado ante el Centro de Estudios Superiores Navales por el general de división diplomado de Estado Mayor Augusto Moisés García Ochoa, el contralmirante cuerpo general diplomado de Estado Mayor José Luis Arellano Ruiz y el capitán de navío cuerpo general diplomado de Estado Mayor Antonio Velasco Ríos.Se integra de “cinco componentes principales”. Según los autores de la investigación, la Estrategia surgió en diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón asumió la Presidencia de la República. Supuestamente, el flamante titular del Poder Ejecutivo se encontró con que el narcotráfico controlaba “diversas regiones” del país; tenía lugar una “guerra entre cárteles” que causaba altos niveles de violencia; era “mínimo” el empleo de la fuerza pública; Estados Unidos manifestaba su “preocupación” por la evolución de los cárteles en organizaciones delincuenciales trasnacionales; en ese país había una demanda creciente de drogas ilegales, y se había incrementado el consumo de estupefacientes en México.1. Reafirmación de la autoridad pública en todo el territorio nacional. Se lograría fortaleciendo la presencia pública en todo el territorio nacional mediante operaciones conjuntas, coordinadas e interinstitucionales para “recuperar el pleno control del territorio en zonas del país asoladas por la presencia de organizaciones criminales”.2. Desarticulación de cadenas y redes operacionales, logísticas, financieras y comerciales de los grupos criminales. Se alcanzaría con la captura de líderes de los cárteles, aseguramiento de sus bienes, erradicación de estupefacientes y operaciones contra el lavado de dinero.3. Fortalecimiento y depuración de las instituciones públicas responsables del combate a la delincuencia organizada en los tres niveles de gobierno. Se lograría con un nuevo modelo de formación policial y con la sistematización de información de inteligencia de la Plataforma México a cargo de la Policía Federal.4. Impulso y consolidación de políticas de prevención del delito y de la violencia por medio de la participación ciudadana. Para ello se realizó la política pública Limpiemos México, la cual consta de un programa de rescate de espacios públicos, del Programa de Escuela Segura, del Programa Nacional contra las Adicciones y de un programa de cultura de la legalidad y la denuncia.5. La promoción de la cooperación internacional, basada en los principios de responsabilidad compartida y confianza mutua, así como en el respeto a la soberanía y jurisdicción de cada Estado. Se refiere básicamente a los acuerdos con Estados Unidos, en específico la Iniciativa Mérida.
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