NOTA DEL BLOG:
Lo que describe Raymundo Riva es la triste realidad . los que viven en las zonas del conflicto narco (todo el pais) lo han de haber notado ...Y sí la triste realidad es que el terreno ganado por las fuerzas armadas en el sexenio que acaba de pasar SE HA PERDIDO NUEVAMENTE o mejor dicho SE HA ENTREGADO NUEVAMENTE a los carteles de narcotraficantes.
los que nos metimos al twitter para denunciar situaciones de riesgo hemos TUITEADO
@elviktorense cuando digo q regresamos al 2010, me refiero tmb a levantones de mujeres (nadie decia nada por miedo ahora igual #cdvictoria
Lo que describe Raymundo Riva es la triste realidad . los que viven en las zonas del conflicto narco (todo el pais) lo han de haber notado ...Y sí la triste realidad es que el terreno ganado por las fuerzas armadas en el sexenio que acaba de pasar SE HA PERDIDO NUEVAMENTE o mejor dicho SE HA ENTREGADO NUEVAMENTE a los carteles de narcotraficantes.
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México Rojo: ganó la realidad
Estrictamente Personal ejecentral
Raymundo Riva Palacio I 18/03/2013 ,12:01 am
La realidad alcanzó rápidamente los intentos del
gobierno federal por modificarla a través de las percepciones. El cambio de
estrategia de comunicación sobre el combate a la delincuencia organizada fue una
bocanada de oxígeno al cambiar de tajo la política de información del gobierno
de Felipe Calderón, donde todos los días había el parte policial de muertos,
heridos, decomisos y una inagotable cantera de capos, tenía a México
pintado de rojo. La debilidad de esa estrategia fue que la desaparición de la
retórica de violencia del discurso se acompañó con otra estrategia: evitar la
confrontación con los criminales.
La orden para policías federales y militares fue
replegarse y abandonar los puestos de control que se habían establecido en
carreteras y ciudades.
Altos funcionarios federales han dicho que eso es falso,
pero funcionarios de nivel en varios estados ha confirmado que, en efecto, el
repliegue de las fuerzas federales fue un hecho.
Incluso, de acuerdo con agentes
federales en campo, un comandante que se topó recientemente con un convoy de un
cártel en Coahuila y lo enfrentó, fue arrestado cuando llegó a su base por haber
violado la instrucción de no enfrentarlos.
La racional detrás de esa orden, de acuerdo con
la escasa información que ha trascendido del gobierno federal, era que no
deseaban que siguiera la contabilidad de muertos. Pero la externalidad fue más
grave. Al abandonar los puestos de control, eliminaron los diques que se habían
puestos a la delincuencia organizada. En la entrega previa en este espacio se
publicó cómo la política del no se dice nada, no pasa nada, permitió el
renacimiento de La Familia Michoacana en el estado de México, la reactivación de
la guerra entre el Cártel del Golfo y Los Zetas en el norte de Tamaulipas –que
estalló, sin la violencia actual, desde junio del año pasado por el asesinato
intramuros de uno de sus líderes-, y la proliferación de grupos de auto defensa
civil vinculados al crimen organizado –cárteles y talamontes, por ejemplo- en
varias entidades. Altos funcionarios policiales han confiado a diplomáticos
extranjeros que el diagnóstico entregado al presidente Enrique Peña Nieto por su
equipo sobre la violencia, estaba mal. Es decir, es más grave de lo que
creían.
Cuando Peña Nieto era presidente electo, miembros
del equipo de transición en el campo de la seguridad decían con absoluta
confianza que el problema de la seguridad se había acentuado porque no había
coordinación entre las áreas responsables de proveerla. Ese diagnóstico era
totalmente cierto, pues durante el gobierno de Calderón había tanta desconfianza
entre los miembros del gabinete de seguridad, que además de enfrentar a los
cárteles de las drogas y las mafias, se enfrentaban entre ellos mismos,
lastimando el esfuerzo colectivo. Lo erróneo de ese análisis era la reducción
toda a la descoordinación, sin enfrentar a los criminales, quienes aprovecharon
los vacíos de autoridad en el país, mientras la autoridad no tiene aún el diseño
de su nueva estrategia de seguridad, para reposicionarse.
La realidad alcanzó la percepción, como era de
suponerse, rápidamente. Pero no sólo eso. Las derrotas los empieza a arrinconar.
El sábado pasado se tenía previsto celebrar la reunión regional de seguridad con
los gobernadores, encabezada por el secretario de Gobernación, y con la
presencia de los secretarios de la Defensa y de la Marina, además del procurador
general. La reunión cambió cuatro veces de horario y finalmente se celebró
intempestivamente la noche del viernes.
Poco antes, la reunión regional en
Culiacán tuvo que realizarse en un hangar en el aeropuerto de la capital
sinaloense por razones de seguridad.
El presidente Peña Nieto ha dispuesto el envío de
fuerzas federales a varios estados para reforzar a las policías locales en su
lucha permanente contra los criminales. Pero los patrullajes de vigilancia
preventiva como única estrategia, son inútiles. La prevención del delito, que es
un plan ya anunciado, ayuda en el largo plazo pero no resuelve la inseguridad
actual.
Como se apuntó en la entrega previa, “Batalla en Tamaulipas”, “el diseño
de una nueva política conra criminales no debe pasar por la omisión de la
realidad, porque la sangre de policías y militares que no quieren en las calles,
después será mayor cuando intenten recuperar los territorios que les
devolvieron, hoy en día a los cárteles”. El gobierno se ha tardado demasiado en
el despliegue de un plan de contención y combate a los criminales, que no puede
demorar más. La lucha contra los criminales se da en varios frentes, pero
sobretodo, no lo deben olvidar en el gobierno federal, simultáneamente.
twitter: @rivapa
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