NOTADEL BLOG: EL PATO DONALD TRUMP QUIERE PONER UN MURO ENTRE ESTADOS UNIDOS Y MEXICO ADEMAS QUIERE QUE MEXICO PAGUE LOS COSTOS DE CONSTRUCCIÒN JUARR
El candidato y el periodista
Soy
un periodista y mi trabajo es hacer preguntas. Donald Trump es un
candidato a la Presidencia de Estados Unidos y su trabajo es explicar
qué haría si llega a la Casa Blanca. Su trabajo y el mío chocan.
Todo
comenzó cuando Trump lanzó su candidatura en junio y dijo: "Cuando
México envía a su gente, no envía a los mejores. No envía a gente como
ustedes. Están enviando a gente con muchos problemas y traen esos
problemas con ellos. Traen drogas. Traen crimen. Son violadores. Y
algunos, supongo, son buenos".
La realidad es otra. La gran
mayoría de los indocumentados no son criminales. Y todos los estudios
-como el del Immigration Policy Center- concluyen que la tasa de
criminalidad entre los inmigrantes es inferior a la de los nacidos en
Estados Unidos. Tampoco había ninguna evidencia -¡ninguna!- de una
conspiración del gobierno de México para enviar delincuentes al norte.
Lo
que decía Trump no era cierto. Había que enfrentarlo y desmentirlo. Así
que le envié una carta de mi puño y letra, con mi teléfono celular,
solicitando una entrevista. Nunca me contestó. Pero publicó mi carta en
la internet. (Exacto, tuve que cambiar mi celular).
Desde entonces estuve buscando la manera de hacerle estas preguntas:
1)
¿Cómo piensa deportar a 11 millones de indocumentados? ¿Con el
Ejército? ¿Detendría a miles en estadios? El plan migratorio de Trump
incluiría una de las mayores deportaciones en masa de la historia
moderna.
2) Si lograra cambiar la Constitución para quitarle la
ciudadanía a hijos de indocumentados ¿a dónde deportaría los bebés que
no tienen patria ni pasaporte?
3) ¿Para qué construir el muro más
grande del mundo entre dos países -de 1,954 millas de largo- si casi 40
por ciento de los indocumentados vienen en avión con visa temporal y
luego se quedan?
Sería un desperdicio de tiempo y dinero.
Con
estas preguntas me fui a Dubuque, Iowa, donde Trump iba a dar un
discurso y una conferencia de prensa. Me acredité, llegué casi dos horas
antes a la sala de prensa, entró Trump, dos reporteros hicieron sus
preguntas antes que yo, luego dije que tenía una pregunta sobre
inmigración, nadie se opuso, me levanté, comencé a plantear mi pregunta
y, de pronto, el candidato (visiblemente molesto con lo que oía) trató
de quitarme la palabra y me mandó a sentar.
El resto está en las redes sociales. (Aquí lo pueden ver: http://bit.ly/1NXUlll).
No
me senté y no me callé. Dije que como periodista, inmigrante y
ciudadano estadounidense tenía el derecho a hacer una pregunta, pero
Trump le ordenó a uno de sus guardaespaldas que me sacara. Nunca, en mis
más de 30 años como periodista, me habían expulsado de una conferencia
de prensa. Para mí, eso solo podía pasar en dictaduras, no en Estados
Unidos.
Luego de 10 minutos -y la presión de los periodistas Tom
Llamas de ABC News y Kaise Hunt de MSNBC- Trump tuvo que rectificar y me
permitió regresar a la sala de prensa. Pero lo hice con una condición:
que me dejaran hacer mis preguntas. Y las hice. (Trump, como siempre, no
quiso ser específico en sus respuestas y esa es su principal debilidad.
Aquí está el intercambio: http://bit.ly/1PWzKzc).
Me han acusado
de ser un activista. Pero soy, sencillamente, un periodista que hace
preguntas. Lo que pasa es que, como periodista, es necesario tomar
partido y asumir un punto de vista cuando se trata de racismo,
discriminación, corrupción, mentiras públicas, dictaduras y derechos
humanos. Y lo que está proponiendo Trump podría generar múltiples y muy
graves violaciones civiles contra millones de personas.
Los
mejores ejemplos de periodismo que conozco -Edward R. Murrow contra el
senador Joe McCarthy, Walter Cronkite denunciando la guerra de Vietnam o
el diario The Washington Post obligando a renunciar a Nixon, entre
muchos otros- han ocurrido cuando los periodistas toman una postura y se
enfrentan a los poderosos. "Debemos tomar partido", decía el premio
Nobel de la Paz Elie Wiesel. "La neutralidad ayuda al opresor, nunca a
la víctima".
Es muy peligroso cuando un candidato presidencial
habla con tanto odio contra una minoría y contra los más vulnerables en
un país. Eso permite que otros sigan su ejemplo y actúen con violencia,
como el hombre que me encontré fuera de la sala de prensa y me dijo:
"¡Lárgate de mi país, lárgate!". También es el mío, le contesté.
Al final del intenso intercambio en Iowa, Trump me dijo que hablaríamos. Eso espero. Aún tiene muchas preguntas que contestar.
Mientras tanto, seguiremos chocando.
@jorgeramosnews
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