NOTA DEL BLOG: Pueblo dolido y traicionado, burlado por Carteles y el gobierno Es foco rojo
El dia que a las que a las vejaciones y crimenes que cometieron con ellos los NARCOS..le agreguen Impuesto, gazolinazos,petroleo y todo lo que ya se saben ENTONCES la cosa Si estará a punto de convertirse en una revuelta........ahorita la mente de los autodefensas es tierra fertil para sembrar cualquier idea que otros grupos deseen plantar MEXICO está en un serio riesgo.
Presos con todo y acuerdo con el gobierno
Los niños no van a la escuela y comen de ayudas que les dan la familia de su padre e Hipólito Mora, el líder de las autodefensas del lugar. “Cuando no alcanza, pues nos apretamos la panza”.
“Los detuvieron los mismos soldados que ellos andaban ayudando”.
“Los presentan como si fueran unos criminalazos, y a los verdaderos criminales no los presentan”.
“¿Qué quieren? ¿Que mueran mujeres y niños para que nuestros esposos puedan andar armados?”
“No habían hecho nada, se levantaron por tanto abuso de los templarios”.
Resume Azucena García: “Nunca pensamos que el gobierno fuera tan traicionero”.
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NO PENSAMOS QUE EL GONIERNO FUERA TAN TRAICIONERO
FUENTE: LA JORNADA
GOBERNANTES.COM
El cuartito está a un paso de un canal de riego que arrastra mierda y montones de basura. Las patas de las camas, montadas sobre ladrillos. El piso es de tierra. Una televisión vieja, un cilindro de gas prestado y un viejo ventilador sin rejilla, son los únicos lujos. Vive aquí una familia de siete miembros: cinco niños, padre y madre. Bueno, no, el padre está ahora preso “en Toluca, acusado de delincuencia organizada”.
“¿Usted cree que si mi hijo se dedicara a eso viviría así?”, suelta la lágrima Rafaela Madrid, una robusta güera que sufre en cada abrazo que prodiga a sus nietos. Es madre de José Ricardo Cervantes, cortador de limón de 29 años, y uno de los 39 miembros de las autodefensas de La Ruana que están presos.
Emma Sánchez, la esposa de José, estaba embarazada cuando, el 7 de marzo de 2013, su marido fue detenido. Al día siguiente perdió el producto, de cuatro meses. “Ahí lo enterré, era varoncito”, dice, y señala un pedacito de tierra que ella llama su jardín.
Hasta hace poco el cuarto estaba peor. Gracias a la ayuda de Selene Vázquez, diputada del PRD, “y de don Hipólito (Mora)”, la familia tiene ahora un techo de lámina. La única pared firme de la vivienda pertenece a la casa de atrás. El terreno es prestado.
Muchas cosas ha oído Emma sobre las razones del gobierno federal para detener a su marido y sus compañeros. “Dicen que son del cártel de Jalisco”, señala, y baja la mirada, y comienza a mostrar sus tesoros: dibujos coloreados y cartas que su esposo José manda desde la cárcel.
Saca también una hoja donde alguien le escribió los requisitos para visitar a su esposo en el penal. Mira el papel como quien ve un listado de deseos que nunca cumplirá.
Emma habla con su marido cada nueve días. No lo ha ido a ver. Aunque pudiera reunir los papeles que le piden, no tiene dinero para el viaje.
Los niños no van a la escuela y comen de ayudas que les dan la familia de su padre e Hipólito Mora, el líder de las autodefensas del lugar. “Cuando no alcanza, pues nos apretamos la panza”.
Presos con todo y acuerdo con el gobierno
Como el padre que mima al hijo sin levantarle el castigo, el gobierno federal lanza por delante a las autodefensas en el patrullaje de los caminos de extravío; apapacha a sus líderes y evita desarmar a los civiles. Eso ahora. Porque el 7 de marzo del año pasado, los mismos militares que han combatido a los templarios, codo a codo con los civiles armados, detuvieron a 39 miembros de las autodefensas aquí en La Ruana.
El 14 de agosto tocó el turno de los de Aquila, donde fueron desarmados y llevados a prisión 45 autodefensas.
El pasado lunes, antes de firmar el acuerdo de “legalización” de las autodefensas, el comisionado federal para Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, habló de “acelerar los procesos” de los presos, pero el único punto firmado establece: “Para el caso de las personas que fueron detenidas por portación de arma de fuego y que se encuentran en libertad provisional bajo caución, se harán las gestiones pertinentes para que puedan firmar en el estado de Michoacán, sin tener que trasladarse a otras entidades federativas”.
Este punto sólo incluye a 21 miembros de las autodefensas del municipio de Aquila que debían ir a firmar cada mes a Perote, Veracruz.
Los limones de los templarios financian el movimiento
Los presos de aquí son jornaleros y albañiles. Algunas de sus parientes van llegando luego de que las convoca Hipólito Mora.
Ya no creen en nadie.
La mayoría ni siquiera ha podido ir a ver a sus familiares. “Por falta de dinero, y al principio por lo peligroso que era salir de acá”, dice Mora.
Martha Hernández tiene preso a su esposo Juan Luis Hernández Chávez, de 28 años, que está en el penal de Villa Aldama, Veracruz: “Puedo hablar por teléfono con él cada 16 días, por cinco minutos”.
–¿Qué le dice? ¿Se arrepiente?
–Se arrepiente porque está allá, pero no se arrepiente porque estaba defendiendo al pueblo.
Lilia Núñez Rodríguez es pareja del albañil Artemio Avazán Díaz, de 40 años. Ella sí viajó a Toluca, pero no la dejaron verlo porque no están casados.
Azucena García habla por su padre y su hermano, los dos llamados Pedro García: “Dicen que su delito fue portar las armas que dejaron los templarios. Pero los soldados anduvieron aquí desde que el pueblo se levantó. ¿Qué, del 24 de febrero al 6 de marzo no fue delito que trajeran armas y luego sí?”
Se van sumando mujeres que dan más datos: los nombres y oficios de sus presos, los penales donde están, las quejas contra los abogados de oficio. Se arma un coro:
“Los detuvieron los mismos soldados que ellos andaban ayudando”.
“Los presentan como si fueran unos criminalazos, y a los verdaderos criminales no los presentan”.
“¿Qué quieren? ¿Que mueran mujeres y niños para que nuestros esposos puedan andar armados?”
“No habían hecho nada, se levantaron por tanto abuso de los templarios”.
Resume Azucena García: “Nunca pensamos que el gobierno fuera tan traicionero”.
Hipólito Mora chupa una paleta de arroz y se deja apapachar por las mujeres. Ellas viven ahora de la ayuda que él les proporciona. ¿De su bolsillo? No.
Le gusta ser irónico a Hipólito: “Gracias a los caballeros templarios porque dejaron sus ranchos de limón, ranchos grandes, y como soy re bruto, se me ocurrió cosechar los limones de ellos y de ahí se está manteniendo el movimiento. Son ranchos muy grandes y de ahí sale buen billete. El que tenga la duda de si hay un cártel detrás de nosotros, algún narcotraficante, que me esculque”.
–¿Cuántas hectáreas dejaron?
–Son muchas y de ahí sale para ayudar a los muchachos, que son mis hijos. Por eso repito: me les arrodillo a todos los del gobierno para que los suelten.
El dia que a las que a las vejaciones y crimenes que cometieron con ellos los NARCOS..le agreguen Impuesto, gazolinazos,petroleo y todo lo que ya se saben ENTONCES la cosa Si estará a punto de convertirse en una revuelta........ahorita la mente de los autodefensas es tierra fertil para sembrar cualquier idea que otros grupos deseen plantar MEXICO está en un serio riesgo.
Presos con todo y acuerdo con el gobierno
Los niños no van a la escuela y comen de ayudas que les dan la familia de su padre e Hipólito Mora, el líder de las autodefensas del lugar. “Cuando no alcanza, pues nos apretamos la panza”.
“Los detuvieron los mismos soldados que ellos andaban ayudando”.
“Los presentan como si fueran unos criminalazos, y a los verdaderos criminales no los presentan”.
“¿Qué quieren? ¿Que mueran mujeres y niños para que nuestros esposos puedan andar armados?”
“No habían hecho nada, se levantaron por tanto abuso de los templarios”.
Resume Azucena García: “Nunca pensamos que el gobierno fuera tan traicionero”.
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NO PENSAMOS QUE EL GONIERNO FUERA TAN TRAICIONERO
FUENTE: LA JORNADA
GOBERNANTES.COM
El cuartito está a un paso de un canal de riego que arrastra mierda y montones de basura. Las patas de las camas, montadas sobre ladrillos. El piso es de tierra. Una televisión vieja, un cilindro de gas prestado y un viejo ventilador sin rejilla, son los únicos lujos. Vive aquí una familia de siete miembros: cinco niños, padre y madre. Bueno, no, el padre está ahora preso “en Toluca, acusado de delincuencia organizada”.
“¿Usted cree que si mi hijo se dedicara a eso viviría así?”, suelta la lágrima Rafaela Madrid, una robusta güera que sufre en cada abrazo que prodiga a sus nietos. Es madre de José Ricardo Cervantes, cortador de limón de 29 años, y uno de los 39 miembros de las autodefensas de La Ruana que están presos.
Emma Sánchez, la esposa de José, estaba embarazada cuando, el 7 de marzo de 2013, su marido fue detenido. Al día siguiente perdió el producto, de cuatro meses. “Ahí lo enterré, era varoncito”, dice, y señala un pedacito de tierra que ella llama su jardín.
Hasta hace poco el cuarto estaba peor. Gracias a la ayuda de Selene Vázquez, diputada del PRD, “y de don Hipólito (Mora)”, la familia tiene ahora un techo de lámina. La única pared firme de la vivienda pertenece a la casa de atrás. El terreno es prestado.
Muchas cosas ha oído Emma sobre las razones del gobierno federal para detener a su marido y sus compañeros. “Dicen que son del cártel de Jalisco”, señala, y baja la mirada, y comienza a mostrar sus tesoros: dibujos coloreados y cartas que su esposo José manda desde la cárcel.
Saca también una hoja donde alguien le escribió los requisitos para visitar a su esposo en el penal. Mira el papel como quien ve un listado de deseos que nunca cumplirá.
Emma habla con su marido cada nueve días. No lo ha ido a ver. Aunque pudiera reunir los papeles que le piden, no tiene dinero para el viaje.
Los niños no van a la escuela y comen de ayudas que les dan la familia de su padre e Hipólito Mora, el líder de las autodefensas del lugar. “Cuando no alcanza, pues nos apretamos la panza”.
Presos con todo y acuerdo con el gobierno
Como el padre que mima al hijo sin levantarle el castigo, el gobierno federal lanza por delante a las autodefensas en el patrullaje de los caminos de extravío; apapacha a sus líderes y evita desarmar a los civiles. Eso ahora. Porque el 7 de marzo del año pasado, los mismos militares que han combatido a los templarios, codo a codo con los civiles armados, detuvieron a 39 miembros de las autodefensas aquí en La Ruana.
El 14 de agosto tocó el turno de los de Aquila, donde fueron desarmados y llevados a prisión 45 autodefensas.
El pasado lunes, antes de firmar el acuerdo de “legalización” de las autodefensas, el comisionado federal para Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, habló de “acelerar los procesos” de los presos, pero el único punto firmado establece: “Para el caso de las personas que fueron detenidas por portación de arma de fuego y que se encuentran en libertad provisional bajo caución, se harán las gestiones pertinentes para que puedan firmar en el estado de Michoacán, sin tener que trasladarse a otras entidades federativas”.
Este punto sólo incluye a 21 miembros de las autodefensas del municipio de Aquila que debían ir a firmar cada mes a Perote, Veracruz.
Los limones de los templarios financian el movimiento
Los presos de aquí son jornaleros y albañiles. Algunas de sus parientes van llegando luego de que las convoca Hipólito Mora.
Ya no creen en nadie.
La mayoría ni siquiera ha podido ir a ver a sus familiares. “Por falta de dinero, y al principio por lo peligroso que era salir de acá”, dice Mora.
Martha Hernández tiene preso a su esposo Juan Luis Hernández Chávez, de 28 años, que está en el penal de Villa Aldama, Veracruz: “Puedo hablar por teléfono con él cada 16 días, por cinco minutos”.
–¿Qué le dice? ¿Se arrepiente?
–Se arrepiente porque está allá, pero no se arrepiente porque estaba defendiendo al pueblo.
Lilia Núñez Rodríguez es pareja del albañil Artemio Avazán Díaz, de 40 años. Ella sí viajó a Toluca, pero no la dejaron verlo porque no están casados.
Azucena García habla por su padre y su hermano, los dos llamados Pedro García: “Dicen que su delito fue portar las armas que dejaron los templarios. Pero los soldados anduvieron aquí desde que el pueblo se levantó. ¿Qué, del 24 de febrero al 6 de marzo no fue delito que trajeran armas y luego sí?”
Se van sumando mujeres que dan más datos: los nombres y oficios de sus presos, los penales donde están, las quejas contra los abogados de oficio. Se arma un coro:
“Los detuvieron los mismos soldados que ellos andaban ayudando”.
“Los presentan como si fueran unos criminalazos, y a los verdaderos criminales no los presentan”.
“¿Qué quieren? ¿Que mueran mujeres y niños para que nuestros esposos puedan andar armados?”
“No habían hecho nada, se levantaron por tanto abuso de los templarios”.
Resume Azucena García: “Nunca pensamos que el gobierno fuera tan traicionero”.
Hipólito Mora chupa una paleta de arroz y se deja apapachar por las mujeres. Ellas viven ahora de la ayuda que él les proporciona. ¿De su bolsillo? No.
Le gusta ser irónico a Hipólito: “Gracias a los caballeros templarios porque dejaron sus ranchos de limón, ranchos grandes, y como soy re bruto, se me ocurrió cosechar los limones de ellos y de ahí se está manteniendo el movimiento. Son ranchos muy grandes y de ahí sale buen billete. El que tenga la duda de si hay un cártel detrás de nosotros, algún narcotraficante, que me esculque”.
–¿Cuántas hectáreas dejaron?
–Son muchas y de ahí sale para ayudar a los muchachos, que son mis hijos. Por eso repito: me les arrodillo a todos los del gobierno para que los suelten.
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