NOTA DEL BLOG: LA OPINION DE UN TAMPIQUEÑO CON CONOCIMIENTO DE CAUSA
Carlos Heredia Zubieta Nació en Tampico, Tamaulipas. Desde 2009 es profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde coordina el Programa de Estudios de Estados Unidos. Es coordinador académico del Diplomado en Migración y Gobernanza del CIDE e Iniciativa Ciudadana para la Promoción de la Cultural del Diálogo, AC. Fue diputado federal (PRD) en la 57 Legislatura al Congreso de la Unión. De 2003 a 2008 fue asesor en asuntos internacionales del
Gobernador Lázaro Cárdenas Batel en Michoacán. Es asociado fundador del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) y del Consejo Asesor del Instituto de México en el Centro Woodrow Wilson, en Washington, DC. Habla inglés con acento de Minnesota y francés con entonación quebequense, aunque su sueño dorado es aprender chino mandarín. Nunca aprendió a tocar instrumento musical alguno, pero no canta mal las rancheras. Le va a las Chivas y al Barça. Es fan del cine de Iñárritu, de Almodóvar y de Tarantino. Es economista egresado del ITAM, con Maestría en la Universidad McGill, y estudios de Doctorado en la UNAM
FUENTE: ELUNIVERSALMAS
TAMAULIPAS: EGIDIO TOCA EL ARPA
Este es el balance de Miguel Ángel Osorio Chong a casi un año de lanzado
el operativo federal para ‘rescatar’ Tamaulipas: tras la detención de
14 de los 15 líderes criminales más buscados, se lograron bajar los
índices delictivos en todo el estado.
Osorio habló para responder a las expectativas de Los Pinos.
Sin embargo, otros diagnósticos son diametralmente opuestos a lo que
dijo Osorio.
_El diario El País se refiere a Tamaulipas (15 abril 2015)
como ‘el estado más violento de México, un humeante cráter de calles
abandonadas y miradas huidizas’.
_El Departamento de Estado
estadounidense recomienda evitar cualquier viaje “no esencial” al lugar.
_Desde hace siete años los embajadores de Canadá en México no se paran
en el estado a causa de la violencia.
La realidad que vive la gran mayoría de los tamaulipecos difiere
completamente de lo expresado por el secretario de Gobernación.
“Las balaceras, bloqueos y quema de vehículos no nos permiten hacer
nuestra vida cotidiana. La gente sale de día.
La mayoría de las personas
están encerradas. Han cerrado más de 50% de los negocios, todos los que
ya no podían seguir pagando (derecho de) piso… en la entidad,
autoridades y crimen son lo mismo”, según testimonios recogidos por
Sanjuana Martínez, de La Jornada.
En Tamaulipas la tasa estatal de asesinatos duplica la media mexicana, y
la de secuestros es seis veces superior. Por las aduanas fronterizas se
introducen armas y sale droga. Caen los capos, pero continúan la
corrupción y las extorsiones, porque las redes criminales gozan de
protección política y judicial.
El propio Osorio Chong lamentó que por años en Tamaulipas se dejó que
los grupos delincuenciales se volvieran los más violentos del país, pero
nada dijo respecto a acciones en contra de los responsables de haber
convertido al estado en un coto de caza para los criminales.
Todo empezó
en el sexenio de Manuel Cavazos Lerma. Tomás Yarrington Rubalcava
(1999-2005) se volvió su cómplice, y es buscado por autoridades
estadounidenses desde mayo de 2013 por crimen organizado y lavado de
dinero.
Eugenio Hernández Flores (2005-2010) fue subordinado de los
criminales; la Agencia de Control de Drogas DEA señaló en octubre de
2014 que él usó a su cuñado para lavar dinero.
Egidio Torre Cantú
(2011-2016) ha nadado de muertito desde el primer día de su mandato.
Todos ellos gobernadores priístas.
La noche del 17 de abril de 2015 Reynosa ardió en llamas por el crimen
organizado. Egidio estaba en una fiesta en el DF y al enterarse de los
hechos se limitó a señalar: “Ya se están haciendo cargo”, y permaneció
en la fiesta. Como Nerón, quien tocaba el arpa mientras Roma se
incendiaba, Egidio sigue impávido y parece decir “ése no es mi problema,
yo les rescaté la elección de gobernador, esta bronca le toca al
gobierno federal”.
Que se pudra Tamaulipas, parece ser la actitud de autoridades federales y
estatales —al fin y al cabo el estado es uno de los nueve que nunca han
tenido alternancia—.
El PRI le apuesta a seguir en el Palacio de
Gobierno en Ciudad Victoria, aunque su irresponsabilidad convierta a la
entidad en un infierno.
Al final no todos son iguales. Hay funcionarios que sí cumplen con su
deber, periodistas que tratan de informar la realidad, y militares que
combaten al crimen en vez de encubrirlo. Y 3 millones de tamaulipecos
que resisten.
¿Hasta cuándo las autoridades actuales van a seguir protegiendo a ex
gobernadores, alcaldes, políticos y falsos empresarios coludidos con el
crimen organizado? ¿Acaso la PGR no sabe quiénes son? ¿Teme la Segob que
el PRI pierda las elecciones si la verdad sobre los políticos
involucrados con el crimen organizado sale a la luz del día? ¿Hasta
cuándo?
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