Sin Nota juar..... ahí dice todo.....
“El triunfo del PRI es el retorno de los dinosaurios”
FUENTE: eluniversalDomingo 22 de julio de 2012 Sergio Otálora Montenegro / Corresponsal | El Universal
Bruce Bagley, jefe del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami señala su temor a que la sangre y la violencia continúe durante los próximos seis años
MIAMI.— El priísta Enrique Peña Nieto no será un hombre de transformación en México y el panismo está pagando 12 años en el gobierno sin grandes progresos, con currupción y violencia, dice Bruce Bagley, jefe del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami y conocedor a fondo del narcotráfico y su impacto en la estructura social y política en México.
Ha viajado incontables veces a países de América Latina, entre ellos, México. Ha vivido en ellos por largas temporadas como profesor invitado, investigador o asesor de organismos multilaterales. Se mantiene bien informado.
Se refiere al triunfo del PRI, como “el retorno de los dinosaurios”. Dice preocuparle México. En entrevista con EL UNIVERSAL, en su oficina en la Universidad de Miami, señala: “Yo me temo que va a seguir la sangre y la violencia durante los próximos seis años”, dice.
¿Por qué le preocupa México?
Las elecciones son el resultado del rechazo a los 12 últimos años de panismo. Está muy claro. Pero estoy preocupado: el candidato que gana, no es un hombre ilustrado. Es la generación joven del PRI; una cara nueva que tiene mucha aceptación entre distintos sectores descontentos con sus niveles de prosperidad y con el progreso del país.
El Partido Acción Nacional quedó reducido a su mínima expresión. ¿Hay alguna posibilidad de recomposición en el corto plazo?
El panismo está pagando el precio de dos sexenios sin grandes progresos, con una recesión monumental, con mucha corrupción y violencia. El PAN puede reconstituirse, pero se demorará entre tres y seis años. El gran beneficiado es el PRD, porque el voto de protesta en contra del retorno del PRI se canalizó a través de AMLO.
Mucha gente votó por el PRI al parecer por esa nostalgia de la estabilidad perdida en la guerra al narco. ¿Se debe tomar en cuenta este punto al evaluar el triunfo de Peña?
De acuerdo. El descontento tiene que ver con la economía y con la ola de violencia, el desangre, la inestabilidad a nivel regional, que se ha palpado en todo el país, en especial en los ocho estados del norte. Hay un rechazo a las políticas de militarización de (Felipe) Calderón (Hinojosa) porque no ha producido sino sangre; no hay una derrota del crimen organizado, así el presidente Calderón diga lo contrario.
¿Que Peña haya sido muy genérico con el tema del narcotráfico, no significa precisamente que el PRI vaya a una negociación con el narco?
La imagen de que hay un gobierno y un crimen organizado, entendidas como dos fuerzas antagónicas, es una imagen falsa. El crimen organizado está instrumentalizado por los gobernantes o ha podido capturar una parte de la burocracia, como las policías municipales.
“Ellos no sobreviven si no están ligados con el narcotráfico. De todas maneras, no es posible volver a la ‘pax mafiosa’ del PRI en épocas anteriores, por lo menos a nivel nacional, porque México es más democrático que antes, porque el escrutinio de la comunidad internacional es mucho mayor y porque el crimen organizado se ha atomizado”.
¿Entonces, no habrá negociación desde ningún punto de vista?
Yo planteo que el PRI siga, por lo menos en la retórica, la alianza con Estados Unidos, la Iniciativa Mérida y la cooperación a alto nivel, porque al gobierno no le conviene estar estigmatizado por Estados Unidos.
“Pero a nivel regional, estatal y municipal, es posible que el gobierno nacional del PRI, con Peña Nieto y los dinosaurios detrás, pacten de manera informal para que haya menos violencia. Esa reducción podría ser muy popular en el terreno electoral”.
¿Cree que Calderón abrió una caja de pandora al meterse en la guerra con el narcotráfico?
Yo creo que Calderón no tenía alternativa. Llegó a la presidencia en 2006 con un margen de victoria de 0.5% de los votos, no pudo posesionarse sino a medianoche, con escolta militar.
¿Esos pactos serían aceptados por la comunidad internacional, por Estados Unidos?
Ni se van a enterar, serán pactos hechos por debajo de la mesa.
¿El hecho de que AMLO esté demandando las elecciones y no haya reconocido la victoria de Peña Nieto, no refleja de todas maneras una seria desconfianza por parte de un sector importante de la sociedad mexicana en el sistema electoral?
Sin duda, entre 30% y 40% no cree en el sistema electoral mexicano. El PRD ha venido a menos y alguien tendrá que construir en los próximos seis años una red nacional para remplazar a AMLO. Él es también un dinosaurio, es prehistórico. El PRD tendrá que modernizarse y expandirse.
¿Pero no habría que matizar ese panorama que pinta con hechos como una participación electoral histórica, 62%; 14 millones de jóvenes votaron por primera vez. Hay una especie de relegitimación de las instituciones, hubo una apuesta?
Sí, hay nuevos actores, la gente apostó algo, pero es porque está desesperada. Yo he estado en México muchas veces, entre los jóvenes es más atractivo el narco con las cadenas de oro, las mujeres, los carros. Aunque la vida sea corta, es gloriosa, dicen ellos. No hay alternativa: el sistema educativo no funciona, la movilidad hacia arriba no funciona, la migración se ha limitado porque no hay empleo en Estados Unidos, no hay válvula de escape, entonces, la gente está muy descontenta pero se mantiene la capacidad de manejar el sistema de manera clientelista.
¿Las relaciones bilaterales, cómo serán estos dos primeros años con Peña Nieto?
La relación entre EU y México es inexorable. Habrá una recuperación de la economía norteamericana. Esa recuperación implicará un renacimiento de la inmigración, porque la diferencia es de 10 a 1. Ganan 10 veces más los mexicanos que emigran a Estados Unidos, y este país va a necesitar cada vez más brazos para los trabajos que no hacen los norteamericanos. En ese sentido, los temas estadounidenses que tocan a México, son temas intermésticos, es decir, son internacionales, de política exterior, y también domésticos: la droga, la inmigración, el uso de los recursos naturales, especialmente el agua en el suroeste, el intercambio comercial, todos estos son puntos que tocan elementos nodales dentro del sistema político norteamericano
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