NOTA DEL BLOG: ¡DIOS! ... -LLORÈ CUANDO LO LEÌ- PENSABA QUE LA VIOLENCIA DE MEXICO ME HABIA HECHO INSENSIBLE A TODO -RAUL RECIBE UN ABRAZO Y UN BESO DONDE QUIERA QUE ESTÈS-
-EN TODO EL PLANETA HAY GENTE DESALMADA-
P.D.QUE BIEN ESCRIBE Y DESCRIBE ALBERTO PELAEZ, ME HIZO VIVIR EL RELATO,
http://www.24-horas.mx/2018/02/27/pequeno-gran-raul/ … buenos días. Les dejo mi articulo de este martes. Muchas gracias
*********************FUENTE 24 HORAS
El pequeño gran Raúl
Cuando les dijeron a los padres del pequeño Raúl que
su hijo de siete años tenía un cáncer incurable, el mundo se les cayó
encima. Durante todo un año lucharon contra una losa de impotencia
infinita, aferrándose a un milagro, a los avances tecnológicos, a la
medicina avanzada. Durante todo un año el pequeño Raúl batalló como lo
que fue, un héroe pequeño en edad, pero elevado en el alma.
Las últimas semanas la llama de la vida se fue apagando poco a poco en Raúl. Con sus siete años le miró a la muerte de cerca, a los ojos, de tú a tú, como los hombres de verdad. Porque Raúl, el pequeño Raúl, con sus siete años, fue un hombre de los pies a la cabeza infundiendo ánimos a unos padres destrozados que se aferraban a su sonrisa de niño inocente.
Los últimos días fue el propio Raúl quien pidió que le llevaran a su
casa para morir en paz. Como hombre nació y como hombre murió.
En su cama, el alma del pequeño Raúl se fue hacia el infinito de la luz. Pero dejó a todo el mundo una lección de vida.
Leí la noticia en los periódicos. Sin embargo, la nota no fue su muerte heroica, su lucha titánica.
Toda aquella hazaña, envuelta en dignidad, la mancillaron la empresa funeraria y el dinero, el cochino dinero. Los padres de Raúl –gente obrera que vive en la localidad de Fuenlabrada al sur de Madrid– no disponían de mil 800 dólares, que es lo que costaba trasladar el cadáver de Raúl.
Toda aquella hazaña, envuelta en dignidad, la mancillaron la empresa funeraria y el dinero, el cochino dinero. Los padres de Raúl –gente obrera que vive en la localidad de Fuenlabrada al sur de Madrid– no disponían de mil 800 dólares, que es lo que costaba trasladar el cadáver de Raúl.
Cuando llegaron los operarios y se iban a llevar el cuerpo inerte, reclamaron el dinero. Los padres no lo tenían. Lo que sí tenían era la tragedia de haber perdido a su hijo. De manera lacónica y fría como el cadáver de Raúl, los operarios dejaron su cuerpo en un sofá de la casa. Se negaron a trasladarlo al lugar donde tendrían que velarle.
Entonces sí se convirtió en noticia que saltó a varios medios de comunicación en España.
Aquellos canallas desalmados de espíritu dejaron 20 horas a aquel
cuerpo, entre el desconsuelo de su madre y la impotencia de su padre.
Le velaron en el sofá hasta que finalmente, entre todos los vecinos,
hicieron una colecta y pagaron el velorio. Tuvieron que ser ellos, los
vecinos y no las autoridades, ésas que dicen que representan a los
ciudadanos. Fueron las autoridades las que permitieron la indignidad, la
vejación, especialmente después de una lucha que se convirtió en esa
lección de vida, en ese abrevadero de todos los que conocieron al
pequeño Raúl.
Cuando leí la noticia, aplaudí desde dentro hasta romperme las manos
del alma en un homenaje de agradecimiento eterno al gran Raúl. Cuando
leí la noticia me produjo tal repulsa ese camino de vilipendio que
desencadenó en un asco por todos los que estuvieron involucrados, desde
los desalmados operarios hasta las “autoridades”
A
ese Titan, a ese niño-hombre nuestro cariño y respeto a sus familiares
un abrazo y unas lágrimas de dolor compartido a la distancia a aquellos
que lucran con el dolor.. el tiempo cobrará esas facturas..
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