NOTA DEL BLOG: FELIPE CALDERON HINOJOSA SIEMPRE NEGÒ LA EXISTENCIA DE OFICINAS DE DIVERSAS AGENCIAS DE ESPIONAJE ESTADOUNIDENSES EN MEXIC
VICENTE FOX FUÈ EL PRIMERO QUE SE LES HINCÒ: INICIO LAS NEGOCIACIONES CON EEUU , O SEA
FELIPE CALDERON SE LES HINCÒ Y LES RINDIÒ PLEITESIA: ABRIENDO LAS PUERTAS AL ESPIONAJE DE EEUU -COBARDEMENTE LO NEGÒ ,PERO HAY UN ESCRITO MAS ABAJO DONDE EL MISMO GOBIERNO ESTADOUNIDENSE LO DEJA EN RIDICULO DEMOSTRANDO QUE CALDERON SI SABÌA
ENRIQUE PEÑA NIETO SIGUIO HINCADO RINDIENDOLES PLEITESIA Y ADEMAS LES DIÒ UN REGALITO: -QUE EL SR TRUMP NO HA APRECIADO PERO AHÌ ESTÀ "LAS" BASES PARA QUE INVADAN MEXICO COMPRANDO O ALQUILANDO TIERRAS PARA EXTRAER ENERGETICOS DEL SUBSUELO MEXICANO
ESPEREMOS QUE EL QUE QUEDE DE PRESIDENTE EN EL 2018: RECUPERE NUESTROS ENERGETICOS Y NUESTROS COMBUSTIBLES , PERO ESE "WE" YA DOBLÒ LAS MANITAS TAMBIÈN
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SOURCE PROCESO
El centro de espionaje de Washington en México
Fecha Sunday, 13 November a las 22:59:50
Tema Internacionales
Tema Internacionales
17 de noviembre de 2010
• EL GRAN ESPÌA
• EL GRAN ESPÌA
Revista PROCESO
Por Jorge Carrasco A. y J. Jesús Esquivel
Desde el sexenio foxista, México y Estados Unidos acordaron colaborar en
materia de inteligencia estratégica. Tras varios años de negociaciones
hoy, con la venia del presidente Calderón y pese a las reticencias del
Ejército y la Marina, ya operan abierta y libremente en territorio
mexicano los agentes de nueve instituciones de espionaje del vecino
país. Bajo la cobertura de una denominación equívoca (Oficina
Binacional de Inteligencia), el gran centro de espionaje de Washington
funciona desde agosto pasado en un edificio ubicado en la avenida
Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, muy cerca de la embajada
estadunidense.
Con el gobierno de Felipe Calderón, Estados Unidos logró lo que siempre
ambicionó: establecer en la Ciudad de México un centro de espionaje. Y
fue el ascenso del narcotráfico en el país el que abrió la puerta a
todas las agencias de inteligencia estadunidenses, predominantemente
militares, para que operen desde el Distrito Federal sin necesidad de
encubrir a sus agentes como diplomáticos.
El establecimiento de la Oficina Binacional de Inteligencia (OBI) fue autorizado por Calderón, luego de las negociaciones con Washington, que inició su predecesor, Vicente Fox Quesada. En los encuentros participó el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Guillermo Valdés Castellanos, sin tomar en cuenta las objeciones de las Fuerzas Armadas.
A través de la OBI, Calderón dio entrada ya a los agentes de
inteligencia estadunidenses para que investiguen sin problemas a las
organizaciones del crimen organizado y del narcotráfico. Además, pueden
vigilar a las mismas dependencias gubernamentales, incluida la
Secretaría de la Defensa Nacional y la Marina, así como las
representaciones diplomáticas acreditadas en México.
Las instalaciones del cuartel general de los agentes del Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), el Buró Federal de Investigación (FBI), así como de los departamentos de Justicia, de Seguridad Interior y del Tesoro se localizan en el edificio comercial ubicado en el número 265 de avenida Paseo de la Reforma, a unos 250 metros de la embajada de Estados Unidos.
En la OBI es el Pentágono el que tiene la presencia más significativa,
pues desde ahí operan la Agencia de Inteligencia Militar (DIA), la
Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO) y la Agencia Nacional de
Seguridad (NSA). Le sigue el Departamento de Justicia, también con tres
agencias: el FBI, la agencia federal antinarcóticos (DEA) y el Buró de
Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).
Con dos servicios está el Departamento de Seguridad Interior:
Inteligencia de Guardia Costera (CGI) y la Oficina de Cumplimiento
Aduanal y Migratorio (ICE); mientras que el Departamento del Tesoro
tiene agentes de la Oficina de Inteligencia sobre Terrorismo y Asuntos
Financieros (TFI).
Además, la OBI abrió dos oficinas “satélites”: una en Ciudad Juárez y
otra en Tijuana, donde los agentes estadunidenses comandan “fuerzas de
tarea” contra el narcotráfico, con el apoyo de personal mexicano.
Se desconoce el número de elementos de los servicios de inteligencia de
Estados Unidos que trabajan en territorio mexicano con la autorización
del gobierno federal a partir de la apertura de la OBI, anunciada el 31
de agosto pasado, pues las autoridades mantienen esa información como
“clasificada”.
El edificio que ocupa la OBI en el Distrito Federal está a un lado de la
Bolsa Mexicana de Valores y forma parte de lo que los servicios de
seguridad e inteligencia mexicanos definen como el área de “blancos
suaves”, en referencia a la eventualidad de un ataque a intereses de
Estados Unidos en México.
En ese punto del Distrito Federal, estratégico para Washington, además
de la legación de Estados Unidos y de la OBI se ubican representaciones
de empresas trasnacionales, como la Ford, American Airlines y los
hoteles Marriot y Sheraton, entre otras.
El edificio donde operan los servicios de inteligencia de Estados Unidos
parece un inmueble más en esa zona que alberga bancos, aseguradoras,
oficinas de telecomunicaciones y comerciales y despachos privados. Lo
único que llama la atención es la entrada y salida de ciudadanos
estadunidenses.
En el directorio del edificio aparecen los nombres de las firmas
ocupantes hasta el piso 21. Pero a partir del 22 y los tres niveles de
penthouse aparece solamente la leyenda “ocupado”. Y en la azotea se
observan una veintena de platos satelitales colocados justo encima del
logotipo de la empresa de telecomunicaciones Axtel. “Es la mejor
cobertura para la operación de las agencias”, dijo una fuente al
proporcionar la ubicación de la OBI. La apariencia ordinaria del
inmueble es la manera con la cual Estados Unidos suele disfrazar sus
centros de inteligencia en todo el mundo.
La recepción y el estacionamiento están resguardados por servicios de
seguridad privados, mientras que elementos de la Secretaría de Seguridad
Pública del Distrito Federal brindan apoyo en el entorno urbano.
Además, en las inmediaciones de la OBI el gobierno capitalino colocó
cámaras especiales de vigilancia que cuentan con sirenas de alarma para
observar los movimientos de peatones y vehículos.
El edificio de Reforma 265 es el más alto del lugar, lo que impide que
desde lo alto se pueda auscultar el modus operandi y el despliegue
tecnológico de ese cuartel de inteligencia.
El alcance y poder de la OBI en México es similar al del Centro de
Inteligencia de El Paso, Texas (EPIC), que data de 1974 y opera
exclusivamente para combatir el tráfico de drogas, armas y lavado de
dinero en la frontera entre México y Estados Unidos.
Desde el EPIC se han diseñado estrategias contra el narcotráfico y la
delincuencia organizada de México. Entre las más exitosas están la
Operación Tigre Blanco, que sirvió para investigar las actividades de la
familia Hank Rhon en 1997; la captura y extradición, un año antes, de
Juan García Ábrego, líder del cártel del Golfo, y el descubrimiento de
las narcofosas en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1998.
Subordinación
Rebasado por el narcotráfico, el gobierno de Felipe Calderón aceptó el establecimiento de la OBI en México a propuesta del entonces titular de la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos (ODNI), el almirante Dennis Blair, quien en marzo pasado acompañó a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, durante su visita de trabajo a México.
Según el acuerdo formal, en la nueva oficina los agentes estadunidenses
interactúan con sus contrapartes mexicanos bajo la coordinación del
Departamento de Estado y de la Secretaría de Relaciones Exteriores
(SRE).
No obstante, en el Ejército y la Marina, donde se considera que la
Iniciativa Mérida ha resultado muy costosa para el país, aún se
cuestiona la apertura de la OBI aquí.
Para el Pentágono, la marcada presencia de sus agentes en territorio
nacional tiene como propósito fusionar los servicios de inteligencia y
espionaje de los dos países para identificar y explotar las
vulnerabilidades de las organizaciones del narcotráfico y de las bandas
de la delincuencia organizada.
Bajo esa directiva, dada a conocer el 18 de marzo último por el general
Víctor Eugene Renuart, entonces jefe del Comando Norte, en México se han
efectuado varios operativos exitosos contra narcotraficantes.
Desde entonces, las principales acciones contra los capos de la droga
han sido las ejecuciones de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas; Ignacio
Nacho Coronel, y Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta; además de las
detenciones de otros capos, como Édgar Valdez Villarreal, La Barbie.
Desde la ejecución del Barbas en diciembre de 2009, los servicios de
inteligencia estadunidenses, principalmente la DEA, han mencionado su
participación en distintos operativos: contra el propio Arturo Beltrán
Leyva; La Barbie; Teodoro García Simental, El Teo –quien disputaba en
Tijuana el control de lo que queda de la organización de los Arellano
Félix–; José Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio o El Chayán, operador de
los Beltrán Leyva, y Carlos Ramón Castro, El Cuate, un narcotraficante
que trabajaba para varias organizaciones.
Como parte de la necesidad del gobierno mexicano de justificar la
militarización de la lucha contra el narcotráfico, el Pentágono ha
fortalecido su cooperación con las Fuerzas Armadas mexicanas,
especialmente en lo que hace a la inteligencia militar. A principios de
2009, justo cuando el Departamento de Estado y la SRE afinaban los
detalles sobre el establecimiento de la OBI en México, el Departamento
de Defensa de Estados Unidos intensificó el adiestramiento de militares
mexicanos, tanto en México como en varias bases militares
estadunidenses.
El entrenamiento ha constituido un hecho sin precedente en la historia
de las relaciones militares entre los dos países. Por primera vez, el
Pentágono ha desplazado desde Irak y Afganistán al centro de México a
sus oficiales especializados en ataques a grupos insurgentes y
terroristas.
Los cursos que imparte el Departamento de Defensa se concentran en
operaciones de inteligencia y ataque al narcotráfico, aplicando tácticas
contrainsurgentes y antiterroristas, como lo ha hecho en los dos países
asiáticos.
Además de los cursos que se imparten aquí, se ha incrementado el número
de efectivos de Fuerzas Especiales del Ejército, Fuerza Aérea y la
Marina que asiste a cursos de capacitación especializada en labores de
inteligencia en bases militares estadunidenses. El propósito es que a su
regreso a México ese personal pueda entrenar a más elementos.
Los enlaces
La principal muestra de esa cooperación es la presencia, por primera vez
en la relación bilateral, de un miembro del Ejército Mexicano como
“enlace” entre las Fuerzas Armadas en la base central del Comando Norte,
en el estado de Colorado, según confirmó a Proceso la oficina de prensa
de ese comando.
El diario The Washington Post publicó el miércoles 10 en su primera
plana una nota en la que informaba que ese enlace también opera como
comandante adjunto del Instituto para la Seguridad y la Cooperación del
Hemisferio Occidental en el Fuerte Benning, en el estado de Atlanta. De
los sesenta a los ochenta, esas instalaciones albergaron a la llamada
Escuela de las Américas, que pasó a la historia como centro surtidor de
dictadores latinoamericanos, que se caracterizaron por la sistemática
violación a los derechos humanos.
Un funcionario estadunidense, quien declaró al Post bajo condición de
anonimato, afirma que, ante la gravedad de la narcoviolencia en México,
“hemos recibido la instrucción directa del presidente (Barack Obama) y
al más alto nivel, de realmente analizar qué más se puede hacer en esta
cooperación antinarcóticos” con México.
El establecimiento de la OBI implica que, por primera vez en la historia
de México, la vigilancia, supervisión y calificación del trabajo contra
la delincuencia organizada de dependencias del gobierno federal,
incluidas las Fuerzas Armadas, recae en parte en funcionarios
extranjeros.
De acuerdo con el documento que dio a conocer la Casa Blanca el 25 de
marzo de 2009 sobre la creación de la OBI, la oficina también se encarga
de vigilar el buen uso de los recursos que Washington proporciona al
gobierno de Calderón para combatir el narcotráfico a través de la
Iniciativa Mérida.
“Estaremos coordinando regularmente nuestros esfuerzos con el gobierno
de México por medio del Grupo de Contacto de Alto Nivel (conformado por
los gabinetes de seguridad de los países), que a su vez se relacionará
con los nueve servicios de inteligencia responsables de supervisar la
aplicación de la Iniciativa Mérida”, se dice en el documento difundido
por la Casa Blanca (Proceso 1693).
Y agrega que, por el lado mexicano, forman parte de la OBI el Cisen, la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública federal.Un año más tarde, el 23 de marzo de 2010, Hillary Clinton anunció durante su visita de trabajo al Distrito Federal, en el marco de la puesta en práctica de la Iniciativa Mérida, el establecimiento de dos “programas pilotos” en los corredores Tijuana-San Diego y Ciudad Juárez-El Paso.
Los dos gobiernos informaron en un comunicado conjunto que, en el caso
de Ciudad Juárez, el programa considera el desarrollo de “un modelo del
gobierno mexicano de recolección y análisis táctico de inteligencia”
para “tomar acciones contra el narcotráfico, la extorsión, el secuestro y
otras actividades delictivas”.
Sin embargo, en la práctica de la operación de la OBI, los servicios de
seguridad e inteligencia mexicanos están subordinados a los de Estados
Unidos. Las agencias de ese país desplegaron expertos para “guiar” los
trabajos de inteligencia, además de que cuentan con “un asesor de tiempo
completo” para “aumentar la capacidad de México en el uso de las
fuentes de información sobre las operaciones de los cárteles y las
pandillas”.
Su contraparte en El Paso, Texas –el EPIC–, cuenta con una oficina de
polígrafos, donde trabajan “de 10 a 15 especialistas mexicanos bajo la
asistencia de supervisores de control de calidad estadunidenses”.
En esa ciudad texana también hay una oficina con un número similar de
agentes mexicanos para “trabajar y guardar los archivos de antecedentes”
de los efectivos policiales de Ciudad Juárez. En el caso de procuración
de justicia, funciona entre las dos ciudades “un sistema de
comunicación transfronteriza (de voz, datos y video) para intercambiar
información”. De acuerdo con los gobiernos de México y Estados Unidos,
todas esas actividades tienen “vínculos directos” con el EPIC.
La fuerte presencia de las agencias de espionaje estadunidense en México fue “condicionada” por Calderón en tres puntos:
–La cooperación bilateral debe realizarse con estricto respeto a la soberanía territorial y jurisdicción del Estado mexicano.
–Las actividades de los agentes estadunidenses se limitarán a servir de
enlace para el intercambio de información con las autoridades mexicanas,
derivada de los diferentes aspectos de cooperación internacional.
–La estancia temporal y las actividades de esos agentes se estipulan en
los programas específicos de cooperación bilateral que convengan a cada
país, pero sin que realicen tareas reservadas a las autoridades
mexicanas.
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LA SECRETARIA DE RELACIONES EXTERIORES DE FELIPE CALDERON HINOJOSA NEGÒ TODO SOBRE EL TEMA DE LA OBI OFICINA BILATERAL DE INTELIGENCIA
Al respecto, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) desea
aclarar que en México no existe ninguna “Oficina Binacional de
Inteligencia”, como afirma Proceso.
Son erróneas las funciones que se le atribuyen, así como su
integración y sus presuntos vínculos con agencias de inteligencia
estadunidenses. Tampoco es correcta la afirmación de que existen
oficinas “satélites” en Ciudad Juárez y Tijuana, así como que personal
extranjero esté desarrollando funciones operativas que están reservadas a
las autoridades mexicanas.
Como es del dominio público, el martes 31 de agosto de 2010 se
inauguró la Oficina Bilateral de Seguimiento de la Iniciativa Mérida
(comunicado 267 de la SRE), donde se realizan exclusivamente consultas
técnicas y se da seguimiento a la instrumentación de los programas de
cooperación relacionados con las transferencias de equipo, tecnología y
capacitación previstos en la propia iniciativa.
Asimismo, como se informó en su oportunidad, los funcionarios de
ambos países que integran la Oficina Bilateral de Seguimiento no
realizan ni labores de inteligencia ni operativas.
Por lo anterior, agradeceré la publicación de la presente.
Atentamente
Licenciado Rodrigo Brand De Lara
Director general de Comunicación Social
de la Secretaría de Relaciones Exteriores
Director general de Comunicación Social
de la Secretaría de Relaciones Exteriores
Respuesta de los reporteros
Señor director
La creación de la Oficina Binacional de Inteligencia (OBI) fue
anunciada en Washington el 25 de marzo de 2009 por la propia Casa
Blanca.
El 31 de agosto pasado, un año y cinco meses después, el gobierno
mexicano dio a conocer, sin mayores detalles, la apertura en México de
la Oficina Bilateral de Seguimiento de la Iniciativa Mérida.
La información de Washington, sin embargo, es más precisa: indica que
esa oficina “se relacionará con los nueve servicios de inteligencia
responsables de supervisar la aplicación de la Iniciativa Mérida”.
En su carta, la SRE dice que en México la Oficina Bilateral está
enfocada a la transferencia de equipo, tecnología y capacitación, por lo
que resulta sorprendente su afirmación de que los funcionarios de los
dos países que trabajan en ella “no realizan labores de inteligencia”.
El propio Felipe Calderón aludió a la operación de esa oficina el
pasado viernes 12, cuando informó a los televidentes de Estados Unidos
que echó a andar un Comando Central de Inteligencia simulado en la
Ciudad de México, donde tiene “todos los juguetes” para derrotar a la
delincuencia. Éste, de acuerdo con el reportaje de Proceso, se ubica en
el número 265 de Paseo de la Reforma.
El mando de inteligencia ha sido una de las peticiones de Washington
en las negociaciones de la Iniciativa Mérida, por lo que fue necesaria
la presencia de las nueve agencias estadunidenses mencionadas, pues es
claro que los servicios de seguridad e inteligencia mexicanos –civiles y
militares– han actuado en forma separada.
Las oficinas “satélites” de la OBI que niega la SRE en Tijuana y
Ciudad Juárez fueron anunciadas en marzo de este año por la propia
secretaria de Estado, Hillary Clinton, cuando estuvo en México en
compañía de Dennis Blair, en ese momento jefe de la Dirección Nacional
de Inteligencia de Estados Unidos y quien fue el impulsor de la Oficina
Binacional de Inteligencia en México.
Más aún, el 24 de febrero de este mismo año, el embajador de Estados
Unidos en México, Carlos Pascual, declaró a la prensa de los dos países
que para esa fecha en Juárez ya operaban “consejeros estadunidenses”
para intercambiar información de inteligencia con los servicios de
inteligencia mexicanos.
Atentamente
Jorge Carrasco A. y J. Jesús Esquivel
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