NESTOR GARCÌA PRUGUE ¡NO DA LA CARA! |
NOTA DEL BLOG:
Una aseguradora de ARKANSA EEUU ha estado enviando 5500 dolares mensuales desde hace casi 8 años como pago de la indemnizacion a RAMON ORTIZ quien sufriò un GRAVISIMO accidente en EEUU desgraciadamente quedò cuadraplejco (solo tiene movimiento en la cabeza y usa respirador mecanico)... y fue trasladado aL HOSPITAL GENERAL DE REYNOSA TAMAULIPAS DE GOBIERNO DEL ESTADO
MUCHAS COSAS RARAS SUCEDEN, LA FAMILIA NUNCA HA VISTO ESE DINERO Y DE HECHO NI SABIA DE LA EXISTENCIA DEL SEGURO , HASTA QUE LES HABLARON DE ARKANSAS Y SE LOS HICIERON SABER.
ES CASI SEGURO QUE SEA DEPOSITADO DIRECTAMENTE A LA CUENTA DE ALGUN FUNCIONARIO DEL HOSPITAL O DE LA SRIA DE SALUD DE NORBERTO TREVIÑO (NO LO SABEMOS TODAVIA) Y SI BIEN PENSAMOS
SEGUN EL REPORTAJE DEL 2011 QUE HIZO -------- los gastos de hospitalización de 2 AÑOS Y MEDIO de Ramón , ascendian a a un millón 328 mil 589 pesos. ElHospital General de Reynosa es público y un estudio
socioeconómico que les realizaron demuestra que no tienen la capacidad
económica para cubrir este dinero, por lo que seguramente nunca tendrán
que pagar la factura, aseguró Marisol Chávez Becerril, jefa de Trabajo
Social del centro hospitalario.
AQUI PUEDE ESTAR EL TRUCO ALGUIEN CONDONA LOS GASTOS Y SE QUEDA CON LOS 5500 DOLARES MENSUALES (TOTAL 528,000 DOLARES)QUE AL TIPO DE CAMBIO DE HOY SON 9 MILLONES 135 MIL PESOS
EL DIRECTOR DEL HOSPITAL GENERAL DE REYNOSA DR. NESTOR GARCÌA PRUGUE ¡NO DA LA CARA! Y EVITA HABLAR DEL TEMA CUANDO SE LE HA CUESTIONADO
Nestor necesita un respirador mecanico que cuesta casi 8ooo dolares , con el dinero de su indemnic¿zacion desde hace años que lo hubieran comprado y tal vez ya estuviera en su casa con sus hijos
Lucran con la vida de paciente en Hospital General
CON INFORMACION DE ALERTACIUDADANA Y HORA CERO
Edith Jimenez
Reynosa, Tam.-Tras un accidente vehicular en Estados Unidos, que lo
dejara en estado cuadripléjico desde el 2008, Ramón Ortiz, permaneció
internado un año en el Hospital Johns de Missouri, posteriormente fue
trasladado al Hospital General de Reynosa y desde entonces en conjunto
con su esposa Josefa Navarrete han tenido que vivir una serie de
injusticias y abusos por parte del Hospital, quienes han negado la
entrega de documentos a la esposa del paciente, retrasando el traslado,
por lo cual Ramón ha permanecido internado en la cama 703 del nosocomio
desde hace 7 años 8 meses.
“No tenemos los medios para comprar un aparato para que el pueda ir a
casa, es un ventilador mecánico, para una persona que no respira, el
costo de ese aparato es de 150 mil pesos, pedí el traslado a Tampico,
pero me cobra 90 mil pesos, allá esta mi familia”.
Josefa Navarrete Rivera, mencionó que su esposo estaba trabajando de
manera legal en el vecino país, por lo cual se le pago un SEGURO DE VIDA, sin embargo desconocen hacia que cuenta esta siendo destinado los 5
mil 500 dólares que se depositan de manera mensual.
“Me hablaron de Arkansas y me preguntaron si yo estaba recibiendo ese
seguro y si estaba conforme y le dije que no sabía de ningún seguro, no
sé quien este cobrando, no sé que esté pasando, me dijeron que estaban
depositándole a mi esposo 5 mil 500 dólares por mes, yo no he recibido
ni un peso”.
Agregó la afectada que el Director del Hospital Néstor García Prugue no le da la cara y solo le responde que él “no sabe nada”.
Con el temor a tener represalias, debido a comentarios de enfermeros y
personal médico, la señora Josefa se mantenía a la espera de poder
regresar a Tampico, sin embargo cansados de la situación alzan la voz,
esperando que las autoridades tomen cartas en el asunto.
Es lamentable que teniendo un seguro que cubre los gastos en su
totalidad, tengan que permanecer en estas circunstancias, dinero con el
cual quizá otros se estén beneficiado y lucren con el estado de salud de
una persona.
De otra forma un Hospital que no cuenta con el medicamento
suficiente, en donde los aparatos de rayos X y demás no funcionan,
¿mantendría a un paciente tanto tiempo sin estar recibiendo un pago?.
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TOMAR EN CUENTA PARA LOS CALCULOS DE TIEMPO QUE EL REPORTAJE ES DE 3 DE JUNIO DEL 2015 HOY 2 DE SEPTEMBRE ES DECIR HAN PASADO 1552 DIAS MAS DANDO UN TOTAL DE
FUENTE HORA CERO
Casi mil días en el hospital
Un accidente automovilístico en el año
2007, condenó a este hombre de 38 años de edad a vivir encadenado a una
cama y conectado a una máquina que se convierte en su única posibilidad
de sobrevivir.
Tras el percance, Ramón no puede mover ningún músculo
de su cuerpo, con excepción de su cabeza, además de que la única forma
con la que puede respirar es con la ayuda de un ventilador mecánico, un
aparato médico que se conecta a su tráquea por medio de un tubo.
Ramón
requiere tanto este aparato –que en el mercado se cotiza en ocho mil
500 dólares (106 mil 250 pesos)-, que si por algún motivo llegara a
apagarse, aunque sea por unos minutos, representaría la muerte por
asfixia para este hombre.
Clínicamente, Ramón y su esposa podrían
regresar a su casa en la colonia Lomas Real de Jarachina en Reynosa, o a
Tampico, donde viven sus familiares, si tan solo contaran con el dinero
suficiente para poder comprar un ventilador mecánico. Por ello, este
matrimonio padres de dos hijas de 10 y 6 años, no ha podido abandonar el
Hospital General de esta frontera.
Quien más sufre las consecuencias
de este encarcelamiento voluntario es Josefa, quien se ha convertido en
un personaje habitual en los pasillos del único hospital público de la
ciudad, a donde llegan las personas que no cuentan con seguridad social o
los recursos suficientes para pagar la atención de un nosocomio
particular.
Desde el año 2008, cuando Ramón llegó al Hospital General
procedente del estado de Missouri, en Estados Unidos, Josefa pasa cada
minuto de su vida junto a su esposo, pendiente de todas sus necesidades.
Sin
mayores ingresos económicos que los que le proporcionan las muchas
almas caritativas que ha conocido durante el internamiento de su marido,
Josefa se ha consagrado en cuerpo y alma a mantener en las mejores
condiciones posibles a su esposo, bañándolo, rasurándolo, cambiándole
sus pañales y evitando que sus extremidades se llenen de llagas, como
sucede en la mayor parte de los casos de las personas parapléjicas.
¿POR QUE LO REGRESARON?
Quien llega al pie de la cama 704 del
Hospital General en Reynosa, se encuentra con un hombre que sonríe, aún
cuando no puede mover más que su cabeza y cuya garganta está conectada a
una máquina por medio de un tubo que le impide hablar con claridad.
A
su lado se encuentra Josefa, quien cuando no está cuidando de su
esposo, pasa las horas leyendo la Biblia, viendo la televisión o alguna
película gracias al aparato reproductor de DVD´s que alguien les regaló
hace tiempo.
La mujer no es ninguna extraña a las entrevistas,
cámaras y micrófonos, en un par de ocasiones ha contado su historia a
medios de comunicación regionales con la esperanza de que alguien pueda
ayudarlos a salir de la situación en la que se encuentran.
Sin poder
ocultar la tristeza que le provoca recordar el origen de sus
infortunios, relató que su esposo decidió cruzar ilegalmente a Estados
Unidos para encontrar un trabajo que le permitiera darle una vida digna a
su familia.
Mientras, ella se quedó en Tampico, donde vivía junto
con su mamá; Ramón llegó hasta Arkansas, donde obtuvo un empleo en una
empresa procesadora de pollos.
Durante algunos meses la vida fue
apacible para este matrimonio, que aunque estaba separado, tenía la
esperanza de poder ahorrar lo suficiente para un día poder volver a
estar juntos.
Sin embargo todo cambió el 20 de septiembre de 2007,
cuando la camioneta que Ramón conducía por una autopista interestatal
del estado de Missouri fue arrollada por un tráiler quinta rueda que la
destruyó por completo.
El impacto fue tan fuerte, que casi parte en
dos a Ramón, lesionándolo severamente en la espina dorsal, por lo que
quedó imposibilitado no sólo para mover su cuerpo, sino para poder
respirar por sí mismo.
De hecho, este hombre no despertó sino cuatro
meses después del accidente, cuando se encontró internado en un hospital
llamado St. Johns que se encuentra en alguna ciudad del estado de
Missouri (no recuerda cual).
Para entonces su mujer ya había sido
notificada del percance de su marido, pero como no cuenta con visa para
ingresar a Estados Unidos, no podía unirse a su esposo para saber el
estado en el que se encontraba.
Tras poco más de un año de permanecer
internado en el nosocomio norteamericano, un día un funcionario del
hospital le informó a Ramón que iba a ser trasladado a México y nada
más, no hubo ninguna otra explicación.
De hecho, explicó Josefa, la
condición migratoria de su esposo no era un obstáculo para que pudiera
permanecer hospitalizado en Estados Unidos e, incluso, ha sido informada
que su esposo no fue deportado.
Aún así, la mañana del 28 de
septiembre del año 2008 Ramón fue subido a un avión junto con un médico y
una enfermera y tras unas horas de vuelo, aterrizó en la ciudad de
Reynosa, donde fue trasladado al Hospital General de esta ciudad.
Para
entonces, su esposa ya lo estaba esperando en el área que hoy se ha
convertido a la vez en hogar y cárcel para este matrimonio.
MAS DE UN
MILLON DE CUENTA
Desde el primer día que llegó al
hospital, Josefa se convirtió en el ángel de la guarda de su marido,
pendiente de cada una de sus necesidades.
La posibilidad de
permanecer más de dos años y medio en este lugar nunca pasó por la mente
de esta mujer, quien anhelaba que los males de su esposo no fueran tan
graves como realmente lo son.
Con el paso del tiempo Ramón fue
mejorando, y aunque nunca más podrá volver a usar su cuerpo o respirar
por sí mismo, sí está en condiciones de poder regresar a su casa,
siempre y cuando no sea desconectado del ventilador mecánico.
El
problema es que esta pareja no tiene los más de 100 mil pesos que se
necesitan para comprar uno de estos aparatos, por lo que no pueden
abandonar las instalaciones del nosocomio.
Tampoco es como si no
tuvieran a dónde ir. En Tampico Josefa tiene a su mamá que en estos
momentos está al cuidado de sus dos pequeñas hijas. Además, está la casa
que el matrimonio adquirió en la colonia Lomas Real de Jarachina, que
permanece abandonada y generando una deuda que cada día crece más, pues
ni Ramón o su esposa tiene trabajo o dinero para pagar las
mensualidades.
Sin embargo, la deuda que realmente preocupa a este
matrimonio es la que se ha generado con los gastos de hospitalización de
Ramón que al último corte, realizado el pasado 15 de mayo, asciende a
un millón 328 mil 589 pesos.
Afortunadamente para ellos, el Hospital
General de Reynosa es público y un estudio socioeconómico que les
realizaron demuestra que no tienen la capacidad económica para cubrir
este dinero, por lo que seguramente nunca tendrán que pagar la factura,
aseguró Marisol Chávez Becerril, jefa de Trabajo Social del centro
hospitalario.
La funcionaria explicó que en el caso de esta pareja,
las autoridades del hospital han hecho todo lo posible para ayudarlos,
por eso los dejan tener una pequeña televisión y un ventilador que hacen
las horas más pasables para Ramón y su mujer.
Además, indicó, le
permiten a Josefa bañarse dentro del centro hospitalario, además de que
la apoyan con ropa, calzado, botes de agua, pañales, toallitas húmedas,
rastrillos y todos los artículos de aseo personal que sea posible.
A CAMBIO
En diciembre del año pasado, gracias a una entrevista que
fue televisada en un canal regional, la pareja recibió un regalo que
creyeron era la respuesta a todas sus plegarias: un residente de la
ciudad de Mission les regaló un ventilador mecánico de medio uso.
En
ese momento tanto Ramón como Josefa no pudieron evitar soñar que
finalmente iban a poder abandonar el hospital en el que han vivido desde
hace casi mil días.
Sin embargo, el gozo se fue para el pozo cuando
se dieron cuenta que el aparato que les regalaron no cumple con las
especificaciones que Ramón necesita para sobrevivir, pues no ofrece la
presión necesaria que este hombre requiere para respirar.
Desde
entonces la pareja tiene guardado el ventilador mecánico, esperando que
alguien acepte cambiárselos por uno que Ramón necesita o aparezca
alguien en sus mismas condiciones que sí pueda usarlo.
Incluso,
Josefa nunca ha considerado la posibilidad de vender el regalo, pues
consideran que al hacerlo estarían lucrando con la necesidad de alguien
que, como ellos, no puede pagar un aparato de este tipo.
Por ello la
pareja no pierde la fe de que un día van a encontrar a alguien que les
proporcione el ventilador que realmente requieren.
Sin embargo,
cuando la esposa de Ramón piensa en ese día, no puede evitar sentirse
angustiada, porque sabe que el hecho de salir del hospital, así como va a
representar la libertad que tanto anhelan, también quiere decir que
seguramente se van a quedar en el desamparo.
Y es que mientras
permanezca hospitalizado, Ramón no solamente tiene los cuidados que su
esposa le proporciona, sino también el de los médicos y enfermeras
quienes ya le han tomado cariño a la pareja.
Todo eso cambiaría una
vez que el matrimonio estuviera fuera del Hospital General, porque
entonces Josefa tendría que encontrar un empleo para pagar no solamente
los gastos de ambos, sino el sueldo de una persona que cuidara a Ramón
mientras ella esté trabajando.
Estas opciones no hacen más que
angustiar a esta pobre mujer que ya sufre lo indecible, pero aún tiene
la suficiente fe para esperar que un día todo va a estar bien y podrán
reactivar una vida que se cortó hace poco más de cuatro años, cuando un
camión embistió la camioneta de su marido, dejándolo incapacitado de por
vida.
Los olvidados
por Gerardo Ramos Minor
Perdidos entre los cientos de pacientes internados en el Hospital
General Reynosa se encuentra un puñado de personas que no sólo sufren
con las enfermedades de su cuerpo, sino también con el olvido de los
que, se supone, son sus seres queridos.
Son los olvidados. Indigentes
(muchos) y personas de la tercera edad (todos), quienes desde hace
meses fueron abandonados a su suerte en una cama del centro médico de
esta frontera.
Aunque nunca hay una cantidad exacta de cuántos pueden
llegar a haber, siempre hay por lo menos uno, aseguró Marisol Chávez
Becerril, jefa de Trabajo Social del Hospital General de Reynosa quien
se ha convertido en amiga, consuelo y ángel de la guarda de todas estas
personas.
La funcionaria explicó que independientemente del drama
humano que cada uno de ellos representa, también son un problema
presupuestal para este centro médico que sobrevive, además del erario
estatal, de las cuotas de recuperación que se les cobra a quienes aquí
reciben atención.
Los números no mienten. En el año 2006 hubo 257
pacientes en esta condición que representaron un gasto de 501 mil 840
pesos. Cuatro años después, en el 2010, la cantidad aumento a 326
pacientes que generaron un egreso de un millón 484 mil 571.
En este
2011 las cosas no parecen mejorar, pues hasta el pasado mes de abril se
han atendido a 105 pacientes que significan una erogación de 614 mil 603
pesos.
Desgraciadamente, indicó la funcionaria, la mayor parte de
estas personas tienen un familiar que podría hacerse cargo de ellos,
pero simplemente no quiere hacerlo.
Chávez Becerril agregó que se han
dado casos en los que han solicitado la intervención de la Procuraduría
para la Defensa del Menor y la Familia del Sistema DIF, que ha
interpuesto denuncias penales por el abandono en el que se encuentran
estas personas.
Aún así, nada puede evitar que muchos de estos
olvidados mueran solos y sus cuerpos sean depositados en la fosa común,
pues nadie acude a reclamar sus restos.
FAUSTO, EL ALBAÑIL
En enero del año 2010, Fausto Reyes Role, quien
ahora tiene 68 años de edad, regresaba de su trabajo como albañil a su
domicilio en la colonia Leyes de Reforma en la caja de una camioneta que
fue embestida por otro automóvil.
Por el impacto, Fausto salió
proyectado hacia el pavimento y el golpe fue tan brutal, que le fracturó
la espalda, dejándolo paralítico de por vida.
Asustado por el
percance y las consecuencias que podría tener para su negocio, el patrón
de Fausto no reportó que el herido contaba con la protección del Seguro
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